Dos explosiones en locales de registro de electores, uno de ellos reivindicado por el Estado Islámico (EI), causaron hoy más de medio centenar de muertos y decenas de heridos en Afganistán, en ataques insurgentes que hacen temer que los centros para los comicios parlamentarios del 20 de octubre se conviertan en nuevos blancos del yihadismo.

El más grave de los ataques registrados hoy en Afganistán ocurrió en el oeste de la capital, cuando un atacante suicida, identificado después como miembro del EI, se inmoló y mató 57 personas e hirió a otras 100 en un centro electoral. El otro se produjo en la provincia de Baghlan, al norte del país, con un saldo de seis muertos.

La explosión en el oeste de Kabul ocurrió a alrededor de las 10 hora local (las 2 en Argentina) en el área de Qala-e-Nazir, cuando un suicida se inmoló entre la gente que hacia fila para inscribirse para participar de las próximas elecciones.

Inicialmente, el portavoz del Ministerio de Salud Pública, Wahidullah Majroh, difundió un comunicado en el que precisó que 52 personas murieron, entre ellos mujeres y niños, cuando un atacante suicida se inmoló en un centro de registro de electores, según informó la agencia de noticias DPA.

«Estas cifras no son definitivas y podrían cambiar», advertía Majroh en el comunicado, que después fue actualizado y elevó el número de víctimas mortales a 57.

La pasada pasada comenzó el proceso para actualizar el padrón para las elecciones parlamentarias, pospuestas durante más de tres años y primera cita electoral desde las presidenciales de 2014 en el país asiático.

En ese marco, el gobierno instaló varios de estos centros para tratar de aumentar la participación, ya que aquellos ciudadanos que no tienen documento de identidad no pueden recibir una tarjeta de registro electoral.

Horas después del ataque, el Estado Islámico se adjudicó el ataque a través de un comunicado difundido por la red social Telegram.

Según el grupo yihadista, el autor del ataque suicida fue Qari Omar al Bishauri, a quien califica como un «mártir».

El atacante se dirigió a un grupo de electores «herejes» y «politeístas», y detonó un chaleco explosivo, según el comunicado del EI, que aseguró que la acción causó 40 muertos y 60 heridos.

La semana pasada comenzó el proceso para actualizar el padrón para las elecciones parlamentarias, pospuestas durante más de tres años y primera cita electoral desde las presidenciales de 2014 en el país asiático.

Para ello, el gobierno instaló varios de estos centros para tratar de aumentar la participación, ya que aquellos ciudadanos que no tienen documentos de identidad no pueden recibir una tarjeta de registro electoral.

Por ahora no hay un padrón oficial de los electores entre los 30 millones de habitantes del país.

En ese marco, las autoridades temen que los centros de inscripción se conviertan en los nuevos objetivos de los yihadistas, sobre todo porque al ataque en Kabul, se suma otro ocurrido también hoy en el centro del país y los cometidos la semana pasada.

El jueves último hombres armados dispararon desde una motocicleta contra dos policías que vigilaban un centro de registro de votantes en Jalalabad, capital de la provincia oriental de Nangarhar.

«Todavía no sabemos quién está detrás del ataque ya que los talibanes y el EI están activos en Nangarhar», declaró a la agencia de noticias EFE Attaullah Khogyanai, vocero del gobernador provincial.

Además, un grupo de talibanes atacó el martes pasado otro centro de registro de electores en la provincia central de Ghor, en el que secuestró a tres empleados de esa oficina y dos policías.

Finalmente, los cinco fueron liberados al día siguiente gracias a la mediación de líderes tribales locales.

Hoy la policía reportó que un artefacto explosivo colocado en la carretera estalló al paso de un vehículo con civiles cerca de un centro de registro electoral en la provincia de Baghlan, matando a tres mujeres, dos niños y un hombre, e hiriendo a otros tres, de acuerdo con un comunicado del Ministerio de Salud Pública.

El presidente afgano, Ashraf Gani, reaccionó condenando los dos «atroces» ataques en un mensaje en la red social Twitter, en el que también anunció que ordenó el apoyo de las instituciones a las víctimas y sus familiares.

La misión de la ONU en Afganistán (Unama) también reaccionó condenando en un comunicado «el cruel desprecio por la pérdida de vidas de civiles» de los insurgentes.

La Unama denunció además lo que parece un «exhaustivo e inaceptable esfuerzo de los extremistas por disuadir a los ciudadanos afganos de cumplir con su derecho constitucional de tomar parte en las elecciones».

En lo que va del año la capital afgana fue blanco de varios atentados, el más importante el perpetrado a finales de enero por los talibanes con una ambulancia bomba que explotó en el medio de la calle en un céntrico barrio de Kabul matando a más de un centenar de personas.