La posibilidad de un Brexit desordenado podría afectar a las Malvinas y sus calamares. Y con ellos, la actividad en el puerto español de Vigo, adonde llega la casi totalidad de las exportaciones desde el archipiélago sudamericano.

El 94% de los productos pesqueros exportados desde estas islas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833 y reivindicadas por la Argentina, principalmente calamar, llega al puerto gallego de Vigo, en el noroeste de España.

La actividad, llevada a cabo por los pesqueros gallegos y su tripulación, en su mayoría española, representa el 40% del PIB de las Malvinas, ubicadas a 13.000 km de las costas inglesas y a escasos 356 del área continental argentina.

El negocio es muy rentable, debido a la ausencia de aranceles sobre la exportación de estos calamares. Un esquema que ahora se ve en cuestión, ante el riesgo de que el Reino Unido salga de la Unión Europea sin un acuerdo bilateral con Bruselas.

«Para nosotros es de importancia crítica mantener este acceso libre de aranceles», una cuestión incluso «de vida o muerte» para la economía local, asegura Teslyn Barkman, responsable de gestión de recursos naturales y cuestiones relativas al Brexit para el Gobierno británico de las Malvinas, en una entrevista telefónica con la AFP.

Richard Hyslop, consejero político del Gobierno kelper, añade que en caso de Brexit sin acuerdo, se aplicarían los aranceles previstos por la Organización Mundial del Comercio (OMC), es decir, entre un 6 y un 18%.

1.700 marineros gallegos potencialmente afectados.

Ante el escenario de un Brexit sin acuerdo, 21.000 toneladas de calamar fueron exportadas de forma urgente a España, para evitar unos posibles derechos de aduana de hasta 4 millones de euros.
Una presión que se ha aliviado un poco al postergarse la fecha de salida de Reino Unido al 31 de octubre.

«Creamos empleo, creamos riqueza», pero «la incertidumbre es total», y en caso de Brexit desordenado, «no sabemos qué pasaría con la flota española», explica Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi). «Lo que pedimos es que podamos seguir pescando», enfatiza.

Actualmente operan en aguas de las Malvinas 43 buques asociados a la Arvi, dos de ellos pertenecientes a la empresa de Javier Touza. De ese total, 24 tienen pabellón español y 19 pabellón de Malvinas, aunque con una mayoría de tripulantes españoles.

«Tenemos ahí los barcos más grandes de la flota», operando «con capital mixto o con capital español», y el «100% de su producción la traen al puerto de Vigo», añade Touza.

El Gobierno regional de Galicia ha cifrado en 1.700 el número de marineros gallegos que podrían verse afectados por un Brexit duro, y que faenan en aguas en manos británicas en América del Sur o en Europa.

Mientras tanto, los marineros siguen trabajando. A tenor de las cifras disponibles en lo que va de año, la campaña de 2019 hace presagiar un nuevo récord, después del alcanzado en 2008, con 78.913 de calamar capturado.

Unos recursos considerables para un territorio, el de Malvinas, con apenas 3.000 habitantes y orientado tradicionalmente a la cría de ovejas, lo cual explica que hayan echado mano de pescadores españoles para vender sus moluscos.

Los calamares de Malvinas, que llegan congelados a Vigo, son transformados en España o bien distribuidos directamente por toda Europa.

«Alrededor de un tercio del calamar que se consume en el continente viene de nosotros», destaca Barkman, que pide mantener la situación comercial actual. «Europa quiere comprar, comer y aprovechar este calamar de máxima calidad».