El canciller de Brasil, José Serra, insistió hoy en su propuesta de flexibilizar el Mercosur para que sus miembros puedan celebrar acuerdos comerciales autónomos y aclaró que su intención no es «exterminar» el bloque que, a su juicio, sufrió por la «desindustrialización» generada por los «gobiernos populistas» recientes.

«No vamos a terminar con el arancel externo común en el Mercosur, vamos a buscar una transición, ver los impactos, si a la industria le conviene o no; lo que queremos es flexibilizar, apenas dinamizar; si Brasil quiere abrir comercio en otro lugar puede llevar a los socios con él», dijo Serra durante una exposición en la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp).

El ministro pidió específicamente «flexibilizar la resolución 32/00» que compromete a los estados miembros a «negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países agrupaciones de países extrazona».

«Esto es tener buenas intenciones con los socios, porque no hay una intención de exterminio del Mercosur; al contrario, queremos profundizar políticas de inversiones, de integración física», dijo Serra, quien lamentó que Brasil esté «atado a una unión aduanera» y sostuvo que debe tener una diplomacia «independiente y no una manía masoquista de hacer concesiones unilaterales».

Frente a los principales líderes industriales de Brasil reunidos en San Pablo, Serra, candidato presidencial derrotado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en 2002 y 2010, y principal aliado del presidente interino Michel Temer, fustigó las políticas aplicadas en Brasil por los mandatarios Luiz Lula da Silva y Dilma Rousseff, en la Argentina por Néstor y Cristina Kirchner, en Paraguay por Fernando Lugo y en Venezuela por Hugo Chávez.

«Hubo en los últimos años un predominio bolivariano en el que se decía que el gobierno de Dilma era de izquierda, la política externa era para decirse de izquierda o antiimperial, pero no era de izquierda, era un apego fanático al multilateralismo», dijo.

En ese sentido, agregó: «El bolivarianismo tiene el denominador común de la industrialización. Si hay un factor común de algunos países, con el chavismo, con Lugo, con el kirchnerismo, con el lulismo y el dilmismo, fue desindustrializar, llevando el populismo al paroxismo y tirar por la ventana lo mejor que producíamos. Fueron la vanguardia del atraso.»

Para Serra, «nada tuvieron que ver estos gobiernos con el populismo antiguo» de Getulio Vargas o Juan Domingo Perón, «que eran industrialistas y desarrollistas».

Serra propuso trabajar en el Mercosur en proyectos de infraestructura y logística, y sugirió como una de las prioridades instalar un sistema de hidrovías, así como el combate al delito en la zona fronteriza.

El canciller afirmó que su país y la Argentina son «víctimas» del contrabando y el narcotráfico, por lo que propuso llevar adelante medidas conjuntas con el gobierno del presidente Mauricio Macri para enfrentar al crimen organizado en la región sudamericana.

Según Serra, el contrabando genera un perjuicio de entre 8.500 y 30.500 millones de dólares a la economía brasileña. «Tenemos que juntar a los países para enfrentar terceras cuestiones; Macri también tiene esta visión y vamos a aproximar los países para esta visión», sostuvo.

El ministro dijo que respecto de la Alianza del Pacífico, Brasil profundizará el comercio liberalizado con Chile, Colombia y Perú pero buscando renegociar las contrapartidas arancelarias de esos tres países.

«Brasil hizo concesiones con Lula en forma unilateral con estos países, rebajó tarifas sin contrapartida y vamos recuperar ese atraso en forma plena», comentó y afirmó que uno de los mercados que buscará abrir aun más para los productos industrializados brasileños es Irán, ya que la agencia de promoción de exportaciones (Apex) ahora depende del Palacio de Itamaraty.

La Fiesp, por su parte, planea llevar en septiembre una misión a la Argentina con un centenar de empresarios para invertir y buscar comercio recíproco, según anunció el titular de la entidad, Paulo Skaf.

La fecha fue elegida porque supuestamente, en opinión de Skaf, Temer será confirmado en el cargo ya que según él la presidenta suspendida, Rousseff, será expulsada de su cargo por el Senado, en una votación prevista para agosto.

Por otra parte, la federación industrial más poderosa de América latina realizó estudios en los cuales se evalúan la conveniencia del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Cooperación Económica (TPP) liderado por Estados Unidos.

«El TPP es la nueva gobernanza global, desde la Segunda Guerra Mundial que no había un acuerdo con tantos países, desde Vietnam a Singapur, Japón, los norteamericanos y sudamericanos; la cuestión no es adherirse, es negociar duramente, Estados Unidos cedió en cosas que no cederían en un acuerdo bilateral y es por eso que recomendamos un análisis desapasionado y profundo», dijo el director de comercio exterior de Fiesp, Thomas Zanotto.

Citó a analistas que indican que «las pérdidas de Brasil o la Argentina de no participar son mayores que participando del acuerdo», aunque no recomendó adherirse a este tratado y síí avanzar en el debate sobre este nuevo escenario.