Agamben es un filósofo italiano de renombre internacional, miembro de una familia veneciana de origen armenio.

En su obra, confluyen estudios literarios, lingüísticos, estéticos y políticos, bajo la determinación filosófica de investigar la presente situación metafísica en Occidente y su posible salida, en las circunstancias actuales de la historia y la cultura mundiales.

En esta oportunidad hizo una declaración ante ‎los senadores italianos durante los debates sobre la implantación del “pasaporte covid” ‎‎(Ley 2394) en aquel país.

«Voy a concentrarme únicamente en dos puntos sobre los cuales quiero atraer la atención de los ‎parlamentarios llamados a pronunciarse sobre la transformación del decreto en ley», argumentó.

«El primer punto es la evidente –y subrayo el término– la evidente contradicción del decreto ‎en cuestión. Ustedes saben que el Gobierno, mediante el decreto-ley especial número ddl 44/2021 llamado ‎‎«escudo penal», ahora convertido en ley, se exoneró de toda responsabilidad en cuanto a los ‎daños causados por la vacuna», afirmó Agamben.

El filósofo se mostró sorprendido ya que la gravedad de esos daños viene del hecho que según Agamben, «el artículo 3 del decreto en cuestión menciona ‎explícitamente los artículos 589 y 590 del Código Penal, que se refieren al homicidio ‎involuntario y a las afectaciones por negligencia». ‎

Como han señalado juristas de referencia, eso significa que el Estado no quiere asumir la ‎responsabilidad por una vacuna cuya fase experimental no ha terminado aún pero, al mismo ‎tiempo, hace todo lo posible por obligar los ciudadanos a vacunarse, amenazándolos con quedar ‎excluidos de la vida social.

Con este nuevo decreto, afirma, se está privando a las personas a la posibilidad de trabajar.

‎Ante esta situación, Giorgio Agamben se pregunta:

¿Cómo puede el Estado acusar de irresponsabilidad a quienes optan por no vacunarse, cuando ‎ese mismo Estado es el primero en rechazar formalmente toda responsabilidad por las posibles ‎consecuencias graves?‎

Finaliza argumentando; «recuerden ustedes los artículos 589 y 590: fallecimientos y daños provocados por la vacuna. Yo quisiera aquí que los parlamentarios reflexionen sobre esa contradicción que, en mi opinión, ‎constituye una verdadera monstruosidad jurídica». 

En referencia al segundo punto, el filósofo se enfocó en el pasaporte covid que va a exigir Italia a sus ciudadanos.

El problema del pasaporte covid es un problema político que no debe confundirse con el ‎problema médico de la vacuna, argumentó.

«Nos hemos vacunado tantas veces sin que eso nos obligara a mostrar un certificado. Científicos y médicos han dicho que el “pasaporte covid” carece de significación médica en sí ‎pero que sirve para obligar la gente a vacunarse».

Giorgio Agamben establece que «la vacuna es un medio de obligar ‎la gente a tener un pasaporte sanitario, o sea un dispositivo que permite controlar y seguir los movimientos [de la gente], una medida sin precedente».

«Los politólogos saben desde hace tiempo que nuestras sociedades han pasado de un modelo que ‎antes se llamaba de «sociedad disciplinaria» al modelo de «sociedad de control», de sociedad ‎basada en un control numérico casi ilimitado de los comportamientos individuales, que ‎se convierten así en cuantificables en un algoritmo» reflexionó ‎Agamben.

Estamos acostumbrándonos ahora a esos dispositivos de control. Pero yo pregunto: ¿hasta dónde ‎estamos dispuestos a aceptar que llegue ese control?‎

Se mostró enojado al decir que ahora no solo estarán obligados a presentar el pasaporte para ir a comer o al cine sino que también deberán presentarlo para ir a trabajar.

«El modelo que así se corroe y se anula es el modelo de las democracias parlamentarias con sus ‎derechos, sus garantías constitucionales. Y en su lugar se instala un paradigma de gobierno en el cual, en nombre de la bioseguridad y del ‎control, las libertades individuales están condenadas a sufrir crecientes limitaciones» concluyó el filósofo en su exposición.