La ONU anunció que detectó un aumento del tráfico de niños, el reclutamiento forzado y los abusos laborales en Mali como consecuencia del incesante conflicto y la pandemia de coronavirus, por lo que instó a redoblar los esfuerzos para proteger a la población vulnerable y garantizar que quienes cometan abusos rindan cuentas ante la Justicia.

Un informe presentado por el Grupo de Protección Global, que aglutina a agencias humanitarias y ONGs, evidencia que en la primera mitad de 2020 se registraron en Mali 230 casos de reclutamiento de niños, por encima de los 215 constatados el año anterior.

Según este estudio, los grupos armados no solo se aprovechan de los menores para unirlos a sus filas, sino que también trafican con ellos para utilizarlos en minas de oro y que los beneficios puedan enriquecer a las milicias y financiar la violencia.

El cierre de las escuelas por el conflicto o la pandemia empujó a numerosos niños a trabajar en la minería, especialmente en las regiones de Gao y Kidal, donde precisamente hay zonas que están controladas por grupos armados.

En total, unos 6.000 niños trabajan en ocho yacimientos repartidos por todo el país, reportó la agencia de noticias Europa Press.

Algunos de estos niños llegan a las minas con deudas pendientes, después de verse obligados a pedir dinero para el transporte y la comida, lo que deja a muchos de ellos sin cobrar durante un periodo de tiempo indefinido, trabajando gratis hasta que sus traficantes consideran que ya saldaron sus deudas.

La responsable de Protección dentro del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Gillian Triggs, alertó en un comunicado que la suma del conflicto, el deterioro de la situación económica y la pandemia de coronavirus hicieron que en la región del Sahel se estén cometiendo «algunas de las violaciones de Derechos Humanos más atroces».

«Los niños son obligados a combatir para grupos armados, traficados, violados vendidos, obligados a la servidumbre sexual o doméstica o entregados en matrimonio», lamentó Triggs, que pone el foco también en la especial vulnerabilidad de las niñas.

El Acnur también teme un repunte del matrimonio infantil en un país en el que ya un 53% de las jóvenes se casan antes de cumplir los 18 años.