Dado que ninguno de los 13 candidatos ganó al menos el 50% del voto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, se llevará a cabo una segunda ronda el 28 de octubre entre los dos principales contendientes, el capitán retirado del ejército Jair Bolsonaro, y el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad.

Haddad ganó un 29.3% de la votación, y varios de los candidatos de centro que fueron derrotados en la primera vuelta le darán su apoyo a Haddad en la segunda vuelta. Pero, gane el que gane, se han generado las condiciones para que se desate una confrontación directa y una desintegración política del Brasil, la nación más grande de Suramérica.

Este resultado de la primera vuelta fue posible que sucediera porque el candidato que estaba liderando la encuestas, el ex Presidente Lula da Silva, líder del PT, fue condenado y encarcelado este año bajo cargos fraudulentos de corrupción que fueron tramados por la operación “Lava Jato” dirigida desde el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

En ese ambiente caldeado, Bolsonaro consiguió el 46% de los votos al hacer campaña como un anticomunista “desconocido”, un “tipo duro” que va a eliminar el crimen y la corrupción, cosa que para él equivalen al Partido de los Trabajadores, cuyas bases de apoyo son la clase trabajadora y los pobre del Brasil. Su perfil es el de un agente provocador británico. Su reputación como figura internacional fue creada por el periódico New York Times, que regularmente lo citaba en su cobertura de Brasil durante décadas, cuando Bolsonaro era visto en Brasil como el loco chiflado y parlanchín del Congreso.

Su núcleo de base en el país son los activistas de las tropas de choque entrenadas y financiadas por los radicales del libre mercado de Londres (de la Fundación Atlas) que encabezaron las manifestaciones para exigir que la Presidente Dilma Rousseff fuera enjuiciada. Bolsonaro dedicó su voto en el 2016 a favor del juicio político a Dilma, “a la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra”, el oficial militar que torturó a Dilma Rouseff durante la dictadura militar de la década de 1970. El compañero de fórmula de Bolsonaro es el ultraconservador general retirado Hamilton Mourao, y su principal asesor económico es Paulo Guedes, entrenado en la Universidad de Chicago y dueño de un fondo especulativo.