El paisaje cambió pero sigue siendo un espectáculo. En medio de la ola de frío extremo que golpea a Estados Unidos y Canadá y que provocó la caída de nieve en Florida por primera vez en 30 años, las aguas de las cataratas del Niágara, consideradas uno de los atractivos naturales más maravillosos del mundo, están congeladas.

Las bajas temperaturas provocaron este fenómeno, que tiñe árboles, sendas peatonales, acantilados y miradores de un blanco radiante. Los visitantes que soportan los grados bajo cero consiguen disfrutar de un poco visto paraíso invernal.

Aunque todo a su alrededor está helado, el agua fluye y crea una fina llovizna en las tres cascadas que conforman la turística frontera natural entre Estados Unidos y Canadá.

La ola de frío que recorre desde el sur de Texas a Canadá y de Montana a Nueva Inglaterra generó escenas surrealistas en buena parte del país debido a que dejó fuentes congeladas en Texarkana, Arkansas, en el Parque Bryant de la ciudad de Nueva York e incluso en Savannah, Georgia, donde la temperatura máxima media en enero es de 16 grados pero el termómetro marcaba un grado negativo.