Los paraguayos votaban este domingo en elecciones municipales precedidas por una inusual ola de violencia contra candidatos y locales partidarios, en medio de un clima de descontento con la gestión de la pandemia y con la vista puesta en las próximas presidenciales.

Más de 4,6 millones de electores estaban habilitados para elegir a 261 intendentes y renovar 2.781 cargos en las Juntas Municipales (una suerte de concejalías) en diferentes ciudades del país, entre ellas Asunción, donde gobierna el conservador Partido Colorado del presidente Mario Abdo Benítez.

Además de y 2.781 cargos en las Juntas Municipales (una suerte de concejalías)

Los comicios, que debieron realizarse en noviembre pasado pero fueron postergados por la pandemia de coronavirus, pueden marcar cuánto desgaste sufrió el Partido Colorado y si la oposición logra una base que le permita aspirar a algún golpe mayor en las presidenciales de 2023.

Las elecciones –para las que los partidos eligieron sus candidatos en junio- configurarán el mapa con el que el país llegará a las presidenciales, por lo que también son una prueba para alianzas y concertaciones.

La pulseada encierra otra novedad: el debut del sistema de máquinas de votación. Habrá 15.139 instaladas en los 1.135 locales de votación, donde serán habilitadas 11.913 mesas, según datos oficiales del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).

Para las 261 intendencias en juego hay 831 candidatos y, para las 2.781 plazas de juntas municipales, se postularon 15.535 aspirantes.

Según los datos de la Dirección de Recursos Electorales y Logística Electoral, se presentan 28 partidos y 113 movimientos, cuatro concertaciones y 118 alianzas, y el padrón total es de 4.644.536 electores, un 50,9% hombres y 49,1% mujeres.

El presidente Abdo Benítez fue el primer ciudadano en depositar su voto, minutos antes de las 7, la hora de apertura oficial de las mesas, en una escuela de Asunción adonde llegó acompañado por varios ministros de su gabinete, según informó el diario Última Hora.

El jefe de Estado se retiró del sitio casi sin dar declaraciones a la prensa, limitándose a instar a la ciudadanía a “salir a votar”.

Clima de violencia

Una cuestión relevante, y altamente preocupante para las autoridades, fue el inusual nivel de violencia que se dio en la campaña, que registró varios muertos y ataques a locales partidarios y caravanas de campaña.

En Itakyry, el 22 de septiembre fue asesinado el candidato a concejal Carlos Aguilera, en un enfrentamiento entre facciones de distintas fuerzas.

En la noche del 30 de septiembre, además, otros dos aspirantes a concejales murieron por balas de sicarios que llegaron en motos, dispararon y huyeron: Néstor Echeverría en Pedro Juan Caballero y Bartolomé Morel Gauto en Nueva Germania.

El miércoles pasado, desconocidos balearon una camioneta en la que viajaban Emiliano Nelson Cano Ozuna, candidato a alcalde de la localidad de Hernandarias, en el departamento de Alto Paraná, con su hijo. El vehículo recibió 13 impactos de bala.

La hija del gobernador de Amambay, Haylee Carolina Acevedo, de 21 años, fue asesinada el pasado sábado en un ataque de sicarios ocurrido también en Pedro Juan Caballero y en el que murieron cuatro personas.

La cadena de hechos empujó al ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, a reunirse con los integrantes del TSJE para acordar operativos de seguridad reforzados en aquellas ciudades donde hubo hechos de violencia.

Proyección a futuro

En los comicios comunales suelen pesar los liderazgos locales y hasta departamentales.

No obstante, la elección de este domingo servirá para medir cuánto paga la gobernante Alianza Nacional Republicana (ANR; el nombre oficial del coloradismo) por el mal manejo de la campaña sanitaria en la pandemia de Covid-19.

También si las alianzas opositoras armadas en algunas comunas, a veces hasta forzadas, son un buen mecanismo hacia adelante.

Por supuesto que buena parte de la atención central de las elecciones estará puesta en la intendencia de Asunción, la capital, donde el Partido Colorado busca la reelección de Oscar Rodríguez.

Le compiten Eduardo Nakayama, por una alianza que encabeza el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA); y Johanna Ortega, de Asunción Somos Todos, en un total de siete postulaciones. Para las concejalías, en cambio, se anotaron 23 listas.

El oficialismo sufrió un golpe en la semana previa a las elecciones que puede repercutir en las urnas.

La candidata de Asunción Somos Todos, Ortega, forzó una decisión judicial que obligó a las autoridades de la capital a mostrar el uso de una suma millonaria destinada a atender la pandemia y aparecieron compras a precios exorbitantes, adquisiciones a empresas de allegados a funcionarios y maniobras muy cuestionadas, a las que la prensa le dio un gran despliegue.

Otras ciudades muy disputadas serán Fernando de la Mora, Presidente Franco, Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este y Encarnación.

Las mesas cerrarán a las 17, y se estima que los primeros resultados comenzarán a difundirse unas dos horas más tarde.

Postura de la Iglesia

La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) instó a la ciudadanía a elegir “a los más aptos, honestos y transparentes” en las elecciones municipales del domingo, y advirtió que “el asistencialismo puede ser pasajero” pero la imagen de un dirigente “grita más fuerte”.

“Ante esta gran posibilidad democrática de depositar nuestro voto de manera consciente, libre y responsable, exhortamos a la ciudadanía a acudir a los diversos lugares de votación para ejercer su derecho cívico, y con ello, elegir a los más aptos, honestos y transparentes”, expresó en un comunicado.

“El discurso y el asistencialismo electoral pueden ser pasajeros, pero la imagen honorable y recta de un político, demostrada durante toda su trayectoria, grita más fuerte”, afirmó la Conferencia.

Además, pidió que se rechace a los dirigentes que buscan cargos pero están acusados de hechos de corrupción, crimen organizado y narcopolítica, “porque es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas”.

“Nos duele ver a líderes políticos y candidatos involucrados en atentados contra la vida. No hemos superado los males que nos aquejan; al contrario, se han agudizado”, agregaron los religiosos, para quienes “este mal endémico sigue siendo la gangrena y la polilla de nuestro pueblo”.