Es 50 veces más poderoso que la heroína y 100 veces más que la morfina. Es, sencillamente, letal, produciendo una adicción inmediata en sus consumidores. China es uno de los mayor productores, aunque la historia sea poco conocida. Se trata del fentanilo, un analgésico que hace estragos y que tiene como principales promotores a farmacéuticas del país asiático.

El fentanilo -en términos más específicos- es un agonista narcótico sintético opioide. Su consumo continuado provoca una dependencia muy difícil de combatir y en los Estados Unidos es considerado parte de la epidemia de opioides que inundan parte de su sociedad.

Es mortalmente potente: dos miligramos de fentanilo es una dosis letal para un usuario no opioide. Los adictos lo suelen mezclar con heroína, camuflándolos en envoltorios de pastillas legales para no ser sorprendidos por las autoridades.

Las cifras son escalofriantes. En 2017, el año más reciente del que se posee información oficial, el fentanilo y otros opioides similares mataron a casi 49.000 personas en los Estados Unidos. En el Reino Unido, la preocupación es similar y el origen de la droga, el mismo.

Las estadísticas de salud de Canadá, en tanto, reflejaron que en 2017 el 72% de las muertes relacionadas con el abuso de opioides involucraban fentanilo, un aumento del 55% respecto a 2016.

Los efectos de esta droga junto a la heroína, son devastadores. Las imágenes y videos divulgadas por las autoridades, cadenas de televisión, redes sociales y otros medios reflejan cómo impacta en las personas hasta dejándolas como si fueran verdaderos zombies. El caso del cantante Prince, quizás sea el más conocido entre las víctimas mortales del mortífero medicamento.

La inmensa mayoría de los envíos de fentanilo ilegal llegan desde China. Los narcos “farmacéuticos” de aquel país utilizan una vía muy simple para su tráfico: el correo postal norteamericano. En dosis pequeñas, los envíos son imposibles de rastrear. La forma de pago, también es difícil de rastrear: utilizan bitcoins como moneda de cambio.

La industria farmacéutica china casi no tiene control. Las regulaciones y los monitoreos del régimen son pobres en los laboratorios y -hay quienes sospechan- no ajenos a la complicidad. Los traficantes de todo el mundo consiguen por correo fentanilo en polvo, químicos y las procesadoras para fabricar la droga que después distribuirán entre sus clientes, de acuerdo a un informe de la BBC.

El gobierno de Xi Jinping, el todopoderoso jerarca chino, dice que hace esfuerzos para combatirlo. Raro: ¿un régimen de hierro que todo lo monitorea y lo controla y posee participación en todas las industrias y sectores no puede con unos laboratorios? Para mostrar buena voluntad, la administración comunista dijo haber prohibido cuatro componentes que se utilizan para la fabricación de fentanilo un año atrás. Los resultados no cambiaron significativamente.

El colmo de la justificación china ocurrió a mediados de 2016. Fue durante una cumbre sobre combate a las drogas en la Organización de Naciones Unidas (ONU). Allí, frente a sus pares, el viceministro de Seguridad Pública de China, Liu Yuejin quiso mostrarse indignado por las exigencias de otros países para que el régimen ponga un freno a la producción ilegal de fentanilo. “Los países que consumen drogas ilegales no tienen justificación para exigir que los países productores de drogas combatan su fabricación“, dijo sin ruborizarse Yuejin.

Lo extraño es que la venta se produce a la vista de todos. De acuerdo a un informe del diario británico The Guardian, los traficantes que el régimen no logra encontrar utilizan el popular sitio comercial Weiku.com o Mfrbee.com para comercializar el fentanilo.

El proyecto Innovate UK analizó los sitios web. Sus especialistas pudieron encontrar vendedores dispuestos a enviar fentanilo y otras sustancias a cualquier punto del Reino Unido… y del mundo. El medicamento apareció con frecuencia en el sitio web durante el período analizado y, además del fentanilo, Weiku también proponía personas que vendían bromadol, que se estima que es cinco veces más fuerte que el fentanilo.