Los finlandeses votaban este domingo en unas elecciones en las que se espera una victoria del presidente saliente, el carismático Sauli Niinistö, muy popular por su capacidad de representar al país en un contexto de crecientes tensiones entre Occidente y su vecino del este, Rusia.

Desde su elección en 2012, Niinistö se destacó por su habilidad para lograr acercar a Finlandia, un antiguo territorio ruso, a la OTAN, sin contrariar a su vecino, en medio de las tensiones entre Moscú y la Unión Europea después de que Rusia anexara Crimea en 2014.

Los finlandeses, que comparten con Rusia la frontera más extensa entre Moscú y la Unión Europea, un borde que se extiende por 1.340 kilómetros, «quieren estabilidad, no desean cambios por el momento», explicó Juhana Aunesluoma, director de investigación en la Red de Estudios Europeos de la universidad de Helsinki.

Según los últimos sondeos Niinistö obtendría entre 51% y 63%, muy lejos del candidato ecologista Pekka Haavisto que sumaría entre 13% y 14% de las preferencias.

Los recintos de votación abrieron a las 9:00 (4:00 hora argentina) y cerrarán a las 20:00 para unos comicios en los que tanto el presidente saliente, como un 36% de los 3,5 millones de electores, emitieron el sufragio por adelantado.

Si ninguno de los candidatos suma más del 50% de los votos, está previsto que se celebre una segunda vuelta el 11 de febrero.

Lidiar con Putin 

El presidente, que es jefe del Estado y de los ejércitos, comparte la gestión de los asuntos internacionales y de la defensa con el gobierno, a excepción de los asuntos europeos.

El principal objetivo de Niinistö fue colocar a Finlandia bajo el alero de la protección nuclear estadounidense, sin chocar con Vladimir Putin.

Rusia multiplicó sus advertencias para disuadir al país de renunciar a su política de no alineación militar.

Niinistö logró sin embargo cultivar un vínculo fluido con Putin, con quien ha compartido partidos de hockey y veladas en la ópera.

«Su estrategia y su táctica resultaron ser ganadoras, sobre todo en la manera de lidiar con [el presidente ruso Vladimir] Putin (…) La gente tiene el sentimiento de que posee la capacidad y las herramientas para afrontar esos retos», aseguró Aunesluoma.

Niinistö explicó en un discurso pronunciado a mediados de febrero que «uno de los principales objetivos de la política extranjera y de seguridad de Finlandia es evitar verse arrastrada en un conflicto armado».

Por ello descarta unirse a la OTAN, un acto que Moscú consideraría como un casus belli.
Una vida marcada por la tragedia – .

Nacido en 1948 en una familia obrera originaria del suroeste del país, Niinistö ingresó en las altas esferas de poder desde mediados de la década de 1990.

Antes de dedicarse a la política, en las filas del partido conservador Coalición Nacional, fue abogado.

Fue ministro de Justicia en 1995 y 1996, y luego pasó a ocupar la cartera de Finanzas entre 1996 y 2003, un periodo durante el cual ayudó a su país a salir de la recesión de finales de los años 1990 y a entrar en la zona euro.

Entre 2007 y 2011 fue presidente del Parlamento, donde algunos diputados lo acusaron de ser arrogante, un rasgo que muchos electores consideran indispensable en la escena internacional.

Su vida quedó marcada por la muerte de su primera mujer en 1995 en un accidente de tráfico. En 2004 Niinistö sobrevivió al tsunami que arrasó al sudeste asiático.

En 2009 este padre de dos hijos rehizo su vida y se casó con la asesora de prensa de su partido, Jenni Haukio, 29 años más joven que él, una unión que proyectó una imagen más humana de este líder político considerado por algunos como un poco seco.

La pareja anunció en octubre que espera un hijo para el mes de febrero. Según algunos analistas, con esta noticia Niinistö proyectó una imagen más tierna de cara a los electores.