La Fiscalía de Brasil acusa a Flavio Bolsonaro, el hijo del presidente brasileño, de un delito de blanqueo de dinero al comprar dos inmuebles de forma “ilegal”.

El Ministerio Público del estado brasileño de Río de Janeiro anunció tener “indicios” de que el senador Flavio Bolsonaro y su mujer, Fernanda, “pagaron en efectivo de forma ilegal 638 400 reales (157 000 dólares) por la compra de dos inmuebles en Copacabana”, un barrio en la ciudad de Río.

Para los fiscales, el uso del dinero en efectivo tenía como objetivo su blanqueo mediante el uso de la “rachadinha” cuando el hijo mayor del mandatario Jair Bolsonaro era diputado en la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro (Alerj), entre 2003 y 2018.

La “rachadinha” es una práctica que consiste en coaccionar a los asesores para que devuelvan parte de su salario a los diputados que les contrataron sus servicios.

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En busca de más pruebas, la Fiscalía brasileña registró diversos inmuebles de varios exasesores del Flavio Bolsonaro por el caso por blanqueo de capitales y desvío de fondos públicos.

Las autoridades comenzaron las investigaciones después de detectar movimientos bancarios sospechosos en las cuentas de Flavio Bolsonaro, elegido senador el año pasado, y en las de los 74 exasesores de su gabinete en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.

No es el único hijo de Bolsonaro que está implicado en un caso de la corrupción. La Fiscalía de Brasil ha abierto además una pesquisa contra el concejal de Río de Janeiro, Carlos Bolsonaro, hijo y asesor del dirigente ultraderechista, para esclarecer si contrató empleados fantasma en su gabinete de la Cámara Municipal de esa ciudad.

Pau de arara

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó días atrás que someterá a los métodos de tortura utilizados por la dictadura brasileña entre 1964 y 1985 a cualquiera de sus ministros que esté involucrado en casos de corrupción.

Bolsonaro citó el «pau de arara» (palo de papagayo), un instrumento de tortura que consiste en poner al torturado en posición fetal colgado de un palo de madera, para reforzar su discurso contra la corrupción de gobiernos anteriores, durante un acto en el estado de Tocantins, en el centro-norte del país.