El ministro de Economía, Axel Kicilloff y el canciller argentino, Jorge Timermann, participarán de la reunión del G-20 que se desarrollará a partir de esta noche en Australia. El tema principal que llevarán a la cumbre de las economías más importantes del mundo, es el del tratamiento de las deudas externas.

Ya instalado en la ciudad de Brisbane, Kicilloff dijo que tiene «una expectativa muy grande respecto a la discusión que se dará en la cumbre del G-20 sobre la necesidad de instrumentar un proceso de reestructuración de deuda» y que la misma comprende a muchos países, razón por la cual “no es ningún invento argentino”.

A su turno, el canciller indicó que a esta altura todos los países están reconociendo “que hay un problema en los procesos de reestructuración de deuda soberana» y que hay «que buscar una solución». Por otra parte, afirmó que la Argentina llevará la voz cantante al respecto de la necesidad de generar trabajo digno a partir del “financiamiento para la concreción de obras de infraestructura y la lucha contra la evasión fiscal a nivel global».

Ambos funcionarios viajaron en representación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner debido a la dolencia que la aqueja y por la cual aún no puede realizar viajes de esa magnitud.

Más allá de la propuesta Argentina

Otro de los puntos sobre los cuales se debatirá, esta vez entre las grandes potencias, tiene origen en la tensión generada entre EEUU, la Unión Europea y Rusia al respecto de las sanciones económicas que los dos primeros aplicaron al último. El pretexto por el cual penaron a Rusia es que está desestabilizando a Ucrania en el marco de la crisis que la afecta.

Al respecto, Putin retrucó el argumento diciendo que quien desestabiliza y quebranta la ley internacional es EEUU y que esta situación se oculta por el monopolio de medios que tiene desplegados por todo el mundo.

Sin terminar allí, el mandatario ruso se quejó: «Las sanciones de algunos países del G-20 contra Rusia contradicen los principios del grupo» y dijo que contradice también al derecho internacional, porque las mismas “pueden implementarse en el marco de la ONU y de su Consejo de Seguridad. Es más, hasta contradicen los principios de la Organización Mundial de Comercio y al acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio, el denominado Gatt”.