El primer ministro griego, Alexis Tsipras aprovechó hoy su presentación de plan de gobierno ante el parlamento para reiterar que Grecia quiere pagar su deuda externa, pero que si la UE desea lo mismo debe sentarse a negociar el modo, porque Syriza tiene mandato para terminar el plan de austeridad y no de prorrogarlo.

Por lo demás, al principio mismo de su alocución, Tsipras dejó en claro que los objetivos principales de su gobierno incluían, ante todo, «recuperar nuestra soberaní­a, restaurar la igualdad (entre los paí­ses) de Europa, y resolver la crisis humanitaria» que aqueja a su país tras cinco años de austeridad neoliberal.

Tsipras empezó su vibrante discurso, que duró menos de dos horas y empezó poco antes de las 20:00 hora local (15:00 hora de Buenos Aires), declarándose conciente de las dificultades y responsabilidades que encaraba, anunció el diario E Kathimerini en su página de Twitter.

Tras advertir que «el esfuerzo para reconstruir nuestro paí­s será largo y dependerá del apoyo popular«, el joven gobernante socialista afirmó que «después de cinco años de la barbaridad del ajuste, nuestro pueblo no lo tolera más«.

De inmediato, detalló una serie de medidas de pronta aplicación para empezar a resolver la «crisis humanitaria«, que será la primera prioridad de su gobierno desde «la mañana del miércoles», cuando venza el plazo del parlamento para aprobar el programa presentado hoy.

Gran parte del discurso se refirió a la dura oposición de los principales paí­ses de Europa a que Grecia abandone el programa de austeridad que en cuatro años hizo caer el PBI griego en 25% y elevó a esa misma cantidad la tasa de desocupación.

Tsipras volvió a reiterar que Grecia quiere pagar su deuda, pero no de cualquier manera. Su gobierno, dijo, quiere respetar sus obligaciones hacia el Tratado de Estabilidad europea, pero «la austeridad no forma parte de ese tratado».

En este plano también reiteró, como en muchos otros momentos de su discurso, que «no negociamos nuestra soberaní­a nacional, no negociamos el mandato del pueblo«.

Tsipras remarcó que su gobierno carece de mandato popular para prorrogar el programa de austeridad, y, dirigiéndose a sus socios, dijo «Grecia quiere pagar su deuda. Si nuestros socios quieren lo mismo, entonces siéntense a la mesa y discutamos».

«Si nos ponemos de acuerdo de que la austeridad fue desastrosa», continuó, «la solución se alcanzará por medio de negociaciones … la deuda griega llegó al 180% del PBI y así­ no se la puede pagar», aclaró.
Por lo tanto, explicó que Syriza «pide un programa puente hasta concluir las negociaciones para elaborar conjuntamente un programa de crecimiento».

Una vez acordado ese puente, hizo notar que «ya habrá temas como el de la deuda que puedan negociarse después» dentro de un nuevo contrato entre Grecia y la Unión Europea que «respetará las reglas de la eurozona, pero no incluirá superávit irrealizables que son el otro rostro de la austeridad».

Tras recomendar a Europa «no repetir errores del pasado«, Tsipras pasó a detallar diversos aspectos de su plan de gobierno. Estableció como primera prioridad resolver la crisis humanitaria, que será «desde la mañana misma del miércoles nuestra prioridad número uno».

Además, reincorporará al sector público a todos los que hubieran sido ilegalmente despedidos, dijo Tsipras, y agregó que ese sector público será reformado profundamente. Anunció una serie de medidas de austeridad republicana y ciudadana (reducciones de flotas de automotores y aviones, revisión del derecho al auto oficial para los miembros del parlamento, etc.) y también declaró una lucha contra la corrupción y el clientelismo.
El nuevo líder de Grecia informó que se creará un conjunto de medidas especialmente dirigidas a terminar contra la evasión impositiva, y anunció que ya dio instrucciones a la brigada de «delitos financieros para que investigue las listas de grandes depositantes«.

En el ámbito de la comunicación social, confirmó que Syriza va a crear una nueva radiodifusión pública y va a generar un nuevo régimen de licencias, transparente».

Agregó que el tema inmigratorio -un aspecto en el que difiere de sus socios conservadores- sería objeto de cuidado especial, y que la primera medida será otorgarle la ciudadaní­a a todos los hijos en territorio griego de padres inmigrantes.

En cuanto a la situación laboral, dijo que «la competitividad de la economí­a griega no puede depender de los bajos salarios y la ausencia de derechos«. Su gobierno, dijo, promoverá la innovación y la alta tecnologí­a, pero además con ayuda de la Organización Internacional del Trabajo restaurará las convenciones paritarias.
Cerca del final, reiteró que las negociaciones con sus socios de la UE deberán terminar en un acuerdo, porque cuando los objetivos fiscales son muy restrictivos generan deflación y recesión.

Sobre este punto, Tsipras mostró los logros de sus viajes por Europa y los de su ministro de finanzas, Yanis Varoufakis: «necesitamos un programa que no se concentre solo en los déficits, cosa en la que concuerdan nuestros socios de Italia y Francia».

Finalmente, tras un saludo final al gobierno chipriota que comprometió todo su apoyo a Grecia, Tsipras volvió a dirigirse al pueblo griego pero también al gobierno alemán cuando pidió el apoyo de todos los griegos, no solo los que votaron al gobierno, en las negociaciones por el repago del préstamo forzoso que Alemania le impuso a Grecia durante la Segunda Guerra Mundial.

«Es una responsablidad histórica que tenemos«, dijo. «Es una lucha de nuestro pueblo para volver a ganar su esperanza y su dignidad«, terminó entre aplausos.
A la presentación de su programa, le seguirá el lunes y el martes un debate que concluirá en la medianoche de ese día con el voto de confianza al Gobierno.