Con un histórico apretón de manos, el premier libio Fayez al Serraj y el general rebelde del país africano Jallifa Haftar iniciaron hoy el camino para tratar de lograr el «pacto entre adversarios» que busca promover el gobierno italiano con la conferencia de dos días convocada en la capital de Sicilia.

Al Serraj y Haftar se convirtieron este martes en los protagonistas de la cumbre sobre la pacificación en Libia convocada por el premier italiano Giuseppe Conte en Palermo.

«Esta cumbre nos deja un sentimiento de confianza para una perspectiva de estabilización de Libia. Nos interesan los 6 millones de ciudadanos que quieren votar por su propio destino. Ellos merecen un país estable y unido», aseguró Conte en la conferencia de prensa al finalizar el encuentro.

Conte busca posicionarse como puente entre el premier Al Serraj, que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional al frente del gobierno, y Haftar, que controla el este del país.

«Busco que esta cumbre sea el camino para un pacto entre adversarios», anunció el premier este martes, según transmitió la cadena pública Rai.

En ese marco, mostró su «lamento» por la decisión que tomó Turquía de abandonar la cumbre a mediodía de este martes.

«Lamento que se hayan alejado, pero esto no altera el clima positivo que tuvimos en el encuentro. Hacer converger 30 países directa o indirectamente involucrados en el escenario libio significa exponer la cumbre a algunas sensibilidades especiales que existen entre ellos. Lo lamento, pero debemos aceptar estas particulares sensibilidades», planteó el premier italiano.

Turquía, representada por su vicepresidente Fuat Oktay, había abandonado la cumbre criticando la presencia «de las personas que han causado la crisis» en el país africano, en referencia a la presencia de Haftar como protagonista central de este martes.

Desde la noche del lunes, líderes africanos y europeos abordan la crisis política en el país africano con el objetivo de elaborar un plan para garantizar la paz.

La presencia de Haftar, confirmada recién a última hora, había sido la gran incógnita de la conferencia que tiene el apoyo de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (Unsmil).

De todos modos, el general rebelde no participó de la foto de familia prevista al final de la cumbre ya que asistió solo a «encuentros puntuales», según anunció su portavoz citado por medios italianos.

Entre los participantes estuvieron el presidente egipcio Abdelfatah Al-Sisi, el primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, y la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Federica Mogherini.

La cumbre, según la prensa italiana, buscó convertirse en la oportunidad para que Roma retome la iniciativa en el Mediterráneo y en África, principal emisor de emigrantes hacia las costas italianas.

Según las Naciones Unidas, de las 21.000 personas que llegaron a Italia por vía marítima este año, más de la mitad lo hicieron desde Libia.

La cumbre se dio en medio del proceso de estabilización iniciado luego de que, en septiembre de 2015, y tras un proceso de diálogo fallido, la ONU forzó un acuerdo y creó el llamado Gobierno de Acuerdo Nacional al mando de Al Serraj, que desde abril de 2016 está establecido en la capital, pero apenas tiene apoyo en el resto del país.

Haftar, un ex miembro de la cúpula que aupó al poder a Muammar Kaddafi, el gobernante asesinado por una turba en 2011, es quien controla el Parlamento en Tobruk y los principales recursos petroleros, desde donde ha ganado la confianza de algunos países como Francia.

Además de la división política, el país está sacudido por la presencia de numerosos grupos yihadistas y por la actividad de grupos de contrabandistas de personas, armas y combustible que sostienen su economía.