La huelga indefinida de transportistas autónomos y pymes en España, que ya lleva seis días, amenaza el abastecimiento de alimentos y otros suministros en el país, mientras las grandes organizaciones empresariales y el Gobierno los rechazan como interlocutores y los vinculan a la ultraderecha. Se da en pleno estallido de los precios de la energía y los carburantes

En la previa del fin de semana, se volvieron a realizar marchas de camiones a escasa velocidad en carreteras de distintas partes del país, en medio del amplio despliegue policial para escoltar convoyes de suministros, dar seguridad a centros logísticos y actuar contra piquetes violentos. Los huelguistas advierten de que están en una situación límite, agravada por el alza de precios del combustible tras la invasión de Rusia en Ucrania.

No solo la industria alimentaria, sino también otras como la siderúrgica, la automoción e incluso la hostelería, advierten de pérdidas millonarias si no cesa este paro durante el que se han producido algunos actos violentos con heridos y detenidos. Unos 23.600 policías y guardias civiles están desplegados para garantizar el abastecimiento ante esta protesta que se prolonga desde el pasado lunes y que según el sector del consumo puede conllevar seiscientos millones de euros en pérdidas y hace peligrar unos 10.000 empleos.

Al menos seis personas fueron detenidas en varias partes del país, donde algunos conductores que no secundaban el paro sufrieron heridas por el lanzamiento de piedras y desperfectos en sus camiones por roturas de lunas y pinchazos de neumáticos. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, fue abucheada por un grupo de huelguistas en un acto en la ciudad de Valladolid (norte), con gritos de «ministra dimisión, cómprate un camión» y «son transportistas, no terroristas».

El propio jefe de Estado español, el rey Felipe VI, alertó durante un acto con empresarios en Madrid del impacto «muy negativo» de la actual coyuntura para «las cadenas de suministros, los precios de la energía, las presiones inflacionistas y la inestabilidad geopolítica».