El Gobierno indio generó este martes una polémica luego de enviar una invitación oficial en el marco de la cumbre del G20 que se celebrará este fin de semana en Nueva Delhi, con el uso de la palabra «Bharat», el otro término reconocido por la Constitución, en lugar de República de la India, como usualmente se conoce al país.

«La presidenta de Bharat solicita el placer de su compañía», se lee en la invitación compartida en las redes sociales y escrita en inglés para una cena oficial del próximo sábado.

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La misiva fue emitida en nombre de la presidenta Droupadi Murmu, miembro del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), que lidera el primer ministro Narendra Modi.

La invitación llega entre los rumores, recogidos por la oposición, pero no confirmados por el Gobierno, de que el partido BJP podría cambiar el nombre del país únicamente por Bharat.

Los dirigentes del BJP respaldan el cambio de nomenclatura al sostener que el nombre India fue introducido por los colonos británicos, que gobernaron el país durante 200 años, y es un «símbolo de esclavitud».

«República de Bharat. Feliz y contento de que nuestra civilización esté avanzando firmemente hacia ‘Amrit Kaal'», un término que puede traducirse como la edad de oro y que es utilizado por el Gobierno para describir las aspiraciones del país asiático, dijo el jefe de Gobierno del estado nororiental de Assam y miembro de la fuerza oficialista, Himanta Biswa Sarma.

Las disputas sobre «India» versus «Bharat» fueron ganando terreno desde que los partidos de oposición anunciaron en julio una nueva alianza -llamada Alianza Nacional Inclusiva para el Desarrollo de la India, o India- para derrocar a Modi y a su partido en las elecciones nacionales de 2024.

Desde entonces, algunos funcionarios del partido de Modi exigieron que el país se llame Bharat en lugar de India.

Es por ese motivo que la invitación fue interpretada en clave electoral por los miembros de la formación liderada por el histórico Partido del Congreso (INC) de la dinastía Nehru-Gandhi.

«¿Tanto miedo le tiene a India?», tuiteó el Partido del Congreso.

En tanto, el parlamentario del Partido del Congreso y ministro de Estado para el Desarrollo de los Recursos Humanos, Shashi Tharoor, abogó por utilizar ambas formas.

«Aunque no hay un impedimento constitucional a llamar Bharat al país, que es uno de los dos nombres oficiales de la India, espero que el Gobierno no sea tan tonto como para abandonar por completo India, que tiene un valor de marca incalculable y construido durante siglos», señaló.

Haciendo memoria

La República de la India, de más de 1.400 millones de habitantes, es conocida también bajo el término hindi Bharat, que se desprendió del sánscrito Bharata, que muchos historiadores creen que se remonta a los primeros textos hindúes. Según la mitología hinduista, Bharat fue un mítico emperador de la literatura clásica y el primero en conquistar todo el país, uniéndolo en una sola entidad.

Indostán es otra palabra para la nación y se usa a menudo en la literatura y otras formas de cultura popular.

El nombre India fue impuesto por la potencia colonial del Reino Unido, de la que el país asiático se independizó recién en 1947, bajo el liderazgo de Mahatma Gandhi.

La Constitución fórmula en su primer artículo que el país se llama «India, que es Bharat».

Durante décadas, los gobiernos indios de distintas tendencias intentaron borrar las huellas de la era colonial británica, rebautizando calles e incluso ciudades enteras, proceso que se intensificó desde 2014, fecha en la que Modi se convirtió en primer ministro.

En 2015, la famosa calle Aurangzeb de Nueva Delhi, que lleva el nombre de un rey mogol, fue cambiada por la calle Dr. APJ Abdul Kalam después de las protestas de los líderes del partido de Modi.

El año pasado, el gobierno también cambió el nombre de una avenida de la época colonial en el corazón de Nueva Delhi que se utiliza para desfiles militares ceremoniales.

El gobierno de Modi dice que los cambios de nombre son un esfuerzo por recuperar el pasado hindú de la India, pero la oposición lo acusa de seguir una agenda nacionalista destinada a formar un estado étnico hindú a partir de una India constitucionalmente laica.

Además, su Ejecutivo mandó suprimir los nombres islámicos de lugares, impuestos bajo el imperio mogol, que precedió a la colonización británica. La medida fue criticada por parte de la población, que denunció un deseo de asentar la supremacía de la religión hindú, mayoritaria en el país.

Si bien India es un país multirreligioso, el hinduismo ganó terreno en estos últimos años: para 2010, el 80,45% de la población era hindú, seguida por un 13,4% de creyentes del Islam, 2,34% adeptos al cristianismo y 1,87% de Sij, con proporciones mucho menores de seguidores del budismo, animismo, jainismo y no creyentes.