La típica “estrategia de tensión” y guerra irregular británica se intensificó el pasado fin de semana en Moscú, Hong Kong y Estados Unidos. Los disturbios en Hong Kong exhiben el despliegue patente de provocadores profesionales. Los medios noticiosos están repletos de reseñas similares a la de AP sobre las manifestaciones del sábado 3, en donde “algunos escalaron un hasta bandera cerca del icónico Puerto Victoria, de donde quitaron la bandera nacional de China, y tiraron la bandera al agua.

Poco después, un manifestante de unos 38 años de edad llamado Paladin Cheng, se plantó al lado de las astas con sus banderas propias, que decían ‘Independencia de Hong Kong’ ”. La reseña de AP señala que Chen “estaba vestido de negro de pies a cabeza con un visor negro y una máscara protectora”. La reseña del diario chino en inglés Global Times, informa que “cuatro manifestantes vestidos de negro cerca del Star Ferry bajaron la bandera nacional de China de su asta y la arrojaron al agua”.

Es un secreto a voces que los disturbios de Hong Kong han sido atizados desde afuera. Por ejemplo, el subdirector del instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Academia Rusia de Ciencias, Andrei Ostrovsky, le dijo a Nezavisimaya Gazeta que “Estados Unidos está interesado en debilitar a China en medio de su guerra comercial con ellos”.

La agencia china Xinhua informó que hubo una manifestación a favor del gobierno en Hong Kong el mismo fin de semana con pancartas que decían “Dejen de meterse en los asuntos de HK y de causar caos” y “Fuerzas extranjeras no tienen derecho a interferir”.

En Moscú también, fueron arrestadas unas 600 personas el sábado 3, cuando trataron de realizar una marcha no autorizada en protesta porque algunos candidatos de la oposición fueron descalificados para participar en elecciones locales, acusados de haber “subcontratado” para conseguir firmas para reunir los requisitos.

Uno de los individuos arrestados es Lyubov Sobol, un abogado y activista que forma parte del grupo Navalny que tiene apoyo del exterior, y que ha estado en huelga de hambre durante 21 días. Los manifestantes alegaban que participarían 21,000 personas; según las autoridades solo se juntaron unos 1,500 personas.