En la City de Londres andan muy apurados para mantener intacto su control sobre la burbuja global de los $1,500 billones de dólares en derivados financieros, en condiciones que indican cada vez más su próxima desaparición. Lo que está en juego es el dominio del imperio británico sobre el sistema financiero transatlántico y sus economías, en el momento en que surge una alternativa en el mundo en la forma de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Un detonante muy inmediato es el “Brexit” del Reino Unido, y el chantaje que está haciendo la City de Londres en su exigencia de que tienen que mantener su control preeminente del tráfico mundial de derivados, pese a que supuestamente se “sale” de la Unión Europea. Pero el problema existencial del imperio británico se extiende muchísimo más allá del Brexit per se. La amenaza que pende sobre ellos es que la mitad de la humanidad “sale” de sus esquemas de saqueo. Están amenazados también por las acciones del Presidente Trump que se “sale” de la confrontación geopolítica con Rusia y Con china. Además, están amenazados con la alianza que surgió esta semana entre Trump y el gobierno de Conte en Italia, que podría tumbar toda la estructura de la Unión Europea desde adentro.

Y por supuesto, están amenazados por su ya más que madura bancarrota, y el dilema que enfrentan ante el hecho de que si mantienen (o aumentan) la Emisión Cuantitativa (EC), la burbuja especulativa de activos financieros se contraerá y hará implosión; y si reducen la EC y elevan las tasas de interés, el derrumbe se desataría casi instantáneamente. El presidente de JPMorganChase, Jamie Dimon, se quejó amargamente el martes 31 de julio de que estamos frente a una catástrofe financiera inminente: “No quiero asustar al público, pero nunca habíamos tenido EC. Y nunca hemos tenido su revocación… y la gente puede entrar en pánico cuando las cosas cambian”.