La provocación lanzada por el gobierno ucraniano de Poroshenko el pasado domingo, cuando tres buques militares se adentraron en territorio ruso sin notificarlo, logró tensar la relación entre la Casa Blanca y el Kremlin.

No obstante, desde el gobierno con sede en Washington informaron que Donald Trump y Vladimir Putin hablaron por teléfono este miércoles y «acordaron encontrarse de nuevo en el G20 para discutir esta inquietud y otros temas importantes en la relación bilateral».

Previamente, la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikky Haley se había quejado ante el Consejo de Seguridad de la organización supranacional culpando a Rusia de una “atroz violación de la soberanía del territorio ucraniano” y de otra “escalada irresponsable rusa”.

Tales afirmaciones las hizo en nombre de Trump quien minutos después marcó posición y puso paños fríos al afirmar: “No nos gusta lo que está sucediendo, sea como sea, no nos gusta lo que sucede, y esperamos que las cosas se enderecen”.

En tanto, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, planteó su punto de vista al señalar que “el hecho de que se llevó a cabo con el beneplácito y bajo las órdenes directas de la dirigencia (de Kiev) es indudable”, a la vez que añadió: “No podemos garantizar que esas fuerzas políticas de Estados Unidos que buscan acabar con la Presidencia de Trump, no se aventuren con nuevas provocaciones. Al contrario, es sumamente probable que surjan más provocaciones e intentos de destruir nuestra relación”.