La declaración acordada hoy por Londres y Bruselas sobre su futura relación tras el Brexit no termina de convencer a la oposición laborista, a los euroescépticos conservadores, ni a los aliados del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), lo que le dificulta a la premier británica, Theresa May, obtener la mayoría para su aprobación en el Parlamento.

«La única certidumbre que se encuentra en estas páginas es que el periodo de transición deberá ser extendido o que acabaremos dentro de un mecanismo de seguridad sin poder salir de la Unión Europea (UE)», afirmó el líder laborista, Jeremy Corbyn.

El opositor calificó a la declaración como «veintiséis páginas de tonterías», un documento «vacío» que representa «lo peor de los dos mundos», reportó la agencia de noticias DPA.

Corbyn defendió en el Parlamento la necesidad de volver a la mesa de negociaciones para tratar de forjar una «nueva y completa unión aduanera» con el bloque europeo y no el área de «libre comercio» alcanzada por May.

«Este es un menú vago y variopinto. No es un plan para el futuro y no es capaz de unir a nuestro país», sentenció el laborista, quien reiteró el rechazo de su bancada a este «Brexit a ciegas».

El acuerdo tampoco convenció a los euroescépticos que tacharon al texto de «rendición».

Dominic Raab, quien renunció la semana pasada como ministro del Brexit, aseguró que el documento «ata al Reino Unido a la unión aduanera comunitaria y las normas del mercado único».

«La principal razón por la que los ciudadanos votaron por abandonar la UE fue para retomar el control de nuestras leyes. La lamentable, pero ineludible realidad es que este acuerdo deja escapar incluso más» control, señaló.

Una opinión compartida por el parlamentario conservador Ranil Jayawardena, quien consideró que este acuerdo evita que el país obtenga los beneficios del Brexit y sea «incapaz de firmar los tratados comerciales del futuro con el resto del mundo».

Mientras, los aliados del DUP, uno de los pilares en el Parlamento del gobierno de May en minoría, instaron a la premier a renegociar el texto y suprimir la clausula que evita una frontera en Irlanda del Norte hasta que no se defina un futuro acuerdo comercial con la UE.

Para los parlamentarios norirlandeses, esta medida atenta contra la integridad del Reino Unido, ya que trata a Belfast como una excepción dentro del acuerdo.

Si bien May espera que el Parlamento británico apruebe antes del receso navideño el acuerdo de salida y la declaración política alcanzados con Bruselas, la tarea se anuncia complicada dada la fuerte presión interna.