Los armenios de Nagorno Karabaj anunciaron este jueves que el próximo 1 de enero disolverán la república sin reconocimiento internacional que crearon en el enclave, una semana después de que Azerbaiyán recuperara el territorio con una ofensiva militar que forzó la huida de más de la mitad de su población.

En un decreto, Samvel Shajramanyan, líder del enclave de mayoría armenia ubicado en el suroeste de Azerbaiyán, anunció la disolución de «todas las instituciones gubernamentales y organizaciones (…) a 1 de enero de 2024», luego de que los armenios aceptaran desarmar a sus fuerzas y entregaran sus armas a Azerbaiyán la semana pasada.

Esto significa que «la república de Nagorno Karabaj», conocida por los armenios como Artsaj y fundada hace más de tres décadas, «cesa su existencia», agregó el decreto.

En Armenia, el primer ministro, Nikol Pashinian, dijo que, según sus previsiones, «en los próximos días no habrá armenios en Nagorno Karabaj», después de que huyeran del enclave unos 65.000, más de la mitad de la población.

Pashinyan acusó a Azerbaiyán de «limpieza étnica» en este territorio del Cáucaso, y urgió a la comunidad internacional a «actuar».

La región montañosa está dentro de las fronteras internacionales de Azerbaiyán.

Los armenios hicieron secesión en los años de desintegración de la Unión Soviética, y desde entonces estuvieron enfrentados al poder azerbaiyano, con el que libraron dos guerras con el apoyo de la vecina Armenia.

Tras la primera de ellas, que se libó de 1988 a 1994 y dejó unos 30.000 muertos, los armenios tomaron control de facto de la región y establecieron allí su república, que no tenía reconocimiento internacional.

En la segunda guerra, en 2020, que dejó unos 6.500 muertos, Azerbaiyán recuperó zonas de Nagorno Karabaj y territorios circundantes que los armenios habían conquistado en el anterior conflicto.

La semana pasada, Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar relámpago y obligó a los armenios de Nagorno Karabaj a capitular en 24 horas, sin que intervinieran los soldados rusos de mantenimiento de la paz, desplegados aquí desde finales de 2020.

Desde entonces, representantes armenios de Nagorno Karabaj y del Gobierno azerbaiyano celebraron dos rondas de conversaciones sobre la reintegración del territorio a Azerbaiyán. Los armenios son cristianos, mientras que Azerbaiyán es un país musulmán.

Armenia, que apoyó durante décadas a ese territorio, tampoco intervino militarmente esta vez, lo que abrió la vía a la reintegración efectiva de la región a Azerbaiyán.

Desde entonces, decenas de miles de armenios huyeron de las tropas azerbaiyanas, por temor a la represión, a través del corredor de Lachín, la única carretera que conecta Nagorno Karabaj con la república de Armenia.

Las autoridades armenias dieron parte este jueves de la llegada de más de 68.000 desplazados procedentes del enclave, es decir, más de la mitad de su población, de 120.000 habitantes oficialmente.

En Rusia, el Gobierno del presidente Vladimir Putin dijo que «toma nota» del anuncio de la disolución de la república autoproclamada de Nagorno Karabaj, pero señaló que «no ve razones» para que la gente se vaya del enclave, informó la agencia de noticias AFP.

Por su parte, el Parlamento armenio anunció que en su reunión plenaria del martes votará la ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), para disgusto de Rusia, que cuando Armenia expresó su intención de adherirse a ese tribunal, tildó la decisión de «inamistosa».

El presidente Putin es objeto de una orden de arresto emitida por esa corte por presuntos crímenes de guerra de Rusia en Ucrania.

Para añadir al sufrimiento en Nagorno Karabaj, más de 100 personas siguen desaparecidas tras la explosión de un depósito de carburante tomado por los habitantes, la noche del lunes.

El drama causó al menos 68 muertos y 290 heridos.

Las autoridades azerbaiyanas detuvieron el miércoles al empresario Ruben Vardanyan, que dirigió el Gobierno separatista armenio del enclave de noviembre de 2022 a febrero de 2023, cuando intentaba llegar a Armenia.

Fue inculpado de financiar el terrorismo y de crear una organización armada ilegal, según el servicio de seguridad del Estado azerbaiyano, y puesto en detención provisional por cuatro meses.

Refiriéndose a quienes decidan eventualmente quedarse, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, prometió que se «garantizarán» los derechos de los armenios del enclave.

La ofensiva de la semana pasada dejó 213 muertos del lado armenio, incluyendo a 10 civiles.

Azerbaiyán dijo haber perdido a 192 de sus soldados y a un civil.

Tras el llamamiento a proteger los civiles lanzado el martes por el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, su homóloga alemana, Annalena Baerbock, pidió a Azerbaiyán autorizar la entrada en Nagorno Karabaj de observadores internacionales.