El flamante presidente francés, Emmanuel Macron, acordó hoy en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, trabajar en una «hoja de ruta» de reformas para la Unión Europea (UE), al cabo de un primer día en el cargo que empezó con el nombramiento del diputado conservador Edouard Philippe como su primer ministro.

Continuando con la tradición de los presidentes de Francia de elegir a Alemania como destino de su primer viaje al extranjero, Macron voló hacia Berlín poco después de anunciar a su premier, y Merkel lo recibió en las puertas de la Cancillería con una ceremonia que incluyó una alfombra roja y honores militares.

La jefa de gobierno conservadora, principal impulsora y guardiana de la política de austeridad en las cuentas públicas lanzada por la Unión Europea (UE) tras su crisis de deuda de 2008-2009, calificó la visita de Macron de gran honor y de señal de la profunda amistad entre las dos potencias europeas.

«Cada uno de nosotros representa los intereses de nuestros países, pero los intereses de Alemania están naturalmente atados a los de Francia», dijo Merkel.

Agregó que esperaba un «nuevo dinamismo» en las relaciones franco-alemanas y añadió que «a Europa sólo le irá bien si hay una Europa fuerte, y yo estoy comprometido con ello».

Macron dijo que había trabajado con Merkel en una «hoja de ruta» y que se necesitaban «profundas reformas y trabajo en común».

Ambos líderes se mostraron incluso dispuestos a modificar los tratados de la UE si fuera necesario, pero Merkel subrayó que tales medidas aún no estaban sobre la mesa.

«Primero necesitamos trabajar en lo que queremos cambiar, y luego si resulta que necesitamos cambios en los tratados, entonces estamos preparados para ello», dijo, citada por la agencia de noticias DPA.

El presidente francés admitió que tiene ante sí «una tarea muy difícil» que atender, ya que Francia «es el único gran país de la UE que no ha logrado combatir el problema del desempleo».

Alemania y Francia han sido desde siempre el motor de la integración europea, pero la relación se ha vuelto más complicada en los últimos años al ritmo de los problemas económicos de Francia, en especial su estancamiento y su desempleo.

La visita está en línea con la intención de Macron de cumplir rápidamente sus promesas de campaña de ratificar el respaldo a la UE y reforzarla, luego de sus crisis de deuda y refugiados, de la ola de atentados islamistas de los últimos años y sobre todo, del enorme golpe que significó el Brexit.

Más temprano, la designación de Philippe, de 46 años, cumplió con lo que se esperaba de Macron, quien con 39 años se convirtió ayer en el presidente más joven de la historia de Francia, cultivando una imagen de empuje y propugnando la necesidad de un cambio generacional en los pasillos del poder.

Philippe, del partido conservador Los Republicanos, también es relativamente poco conocido para los franceses, con lo que Macron consuma asimismo su promesa de campaña de repoblar la política nacional con caras nuevas.

Del mismo modo, la decisión constituye una clara señal de búsqueda del apoyo de la centro derecha de cara a las elecciones parlamentarias de junio, así como un ejemplo de la visión del presidente de que la dicotomía entre la izquierda y la derecha en la política francesa es cosa de un pasado que debe superarse.

El nuevo premier es alcalde de la ciudad portuaria de Le Havre, en la norteña región de Normandía, además de abogado y escritor de novelas de intriga política.

Su nombramiento marca otro hito en la mutación del paisaje político francés, que quedó dinamitado por la elección del liberal e independiente Macron, el primer presidente de la Francia moderna que no integra ningún partido tradicional de izquierda o derecha.

En una breve comparecencia tras el traspaso de poderes en el palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, Philippe se reivindicó como un «hombre de derecha» frente a su predecesor, el socialista Bernard Cazeneuve, a quien agradeció su sentido de Estado, «que constituye un ejemplo».

Pese a sus diferencias ideológicas, recordó que ambos coinciden en que «el interés general debe guiar el compromiso de los cargos políticos».

También tuvo Philippe palabras de homenaje para su mentor, el ex primer Alain Juppé, quien acogió con alegría su nombramiento, al contrario que su partido, Los Republicanos.

Juppé dijo a la prensa que Philippe «es un hombre de una gran calidad para la misión difícil que le ha encomendado el presidente» y «un diputado que conoce bien los arcanos de la vida parlamentaria».

Sin embargo, el liderazgo de Los Republicanos tomó distancias del nuevo primer ministro y le pidió que aclare su posición con respecto a las elecciones legislativas de junio.

«Tradicionalmente, el primer ministro es el jefe del partido del presidente. Philippe debe aclarar si apoya a los candidatos del partido del presidente o a los nuestros» en las legislativas del 11 y 18 de junio, declaró el secretario general de Los Republicanos, Bernard Accoyer.

Una veintena de legisladores del centro y la derecha -entre ellos alguna primera figura como el alcalde de Niza, Christian Estrosi- reclamaron a sus partidos, nada más conocerse la noticia, que respondan a la «mano tendida» por el mandatario.

Al mismo tiempo que apela al votante de derecha con el nombramiento de Phillipe, Macron también está buscando el respaldo de legisladores de izquierda. Al menos 24 diputados socialistas buscarán la reelección en sus bancas como parte de la lista del movimiento la República En Marcha, del presidente.

No todos estuvieron contentos con el anuncio de Philippe.

La líder ultraderechista Marine Le Pen, rival de Macron por la presidencia, dijo que la selección de Phillipe refleja el continuismo de un sistema con el que ella espera terminar.

«Esta es la sagrada alianza de la vieja derecha y la vieja izquierda, unidas en su deseo de quedar en su lugar a cualquier precio», dijo Le Pen, del partido Frente Nacional (FN), en un comunicado.

Derrotada por amplio margen por Macron, la política predijo que el premier seguirá con viejas políticas como «la austeridad, la sumisión a Bruselas, inmigración masiva».

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera vuelta de las pasadas presidenciales, consideró que con su elección «Macron se apropia de la derecha moderada, como hizo anteriormente con los socialistas».

Mientras, el primer secretario del Partido Socialista (PS), Jean-Christophe Cambadélis, cree que Philippe es «un giro a la derecha» para Macron, lo que hará preciso, para compensar, la elección de muchos diputados socialistas en las próximas legislativas.