La canciller saliente de Alemania, Angela Merkel, prometió este domingo en Estambul la continuidad en las relaciones entre su país y Turquía, que incluyen cooperación pero también críticas, durante su viaje de despedida al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Merkel, que continúa su gira de despedida tras 16 años en el poder, fue recibida en la lujosa residencia presidencial de Tarabya, ubicada sobre el estrecho del Bósforo.

«A veces fui crítica ante los hechos que observamos en el ámbito de los derechos humanos y libertades individuales», reconoció la líder en una conferencia de prensa.

«La única cosa que puedo decirles es que seguirá así con el próximo gobierno alemán: la relación entre Turquía y Alemania continuará, con sus buenos y malos lados», afirmó, citada por la agencia de noticias AFP.

Erdogan, por su parte, agradeció a su «querida amiga» Merkel por su contribución en la resolución de problemas regionales, principalmente la crisis de refugiados de 2015, y sus esfuerzos en levantar las barreras para que Ankara se sume a la Unión Europea.

El mandatario turco expresó su deseo de tener las mismas relaciones constructivas con el futuro Gobierno alemán, pero no ocultó su preocupación ante lo que puede venir: «Nunca es fácil trabajar con una coalición», afirmó, como la que está en negociaciones actualmente en Berlín.

Pese a fuertes divergencias e incluso tensiones tras el intento de golpe de estado de 2016 en Turquía, Merkel siempre trató, durante sus 16 años al frente de Alemania, de mantener la puerta abierta entre Berlín y Ankara y veló para que Europa tampoco le cerrara la suya.

Alemania, donde viven unos tres millones de personas de origen turco según las últimas estimaciones oficiales, intervino en múltiples ocasiones para defender a Ankara en momentos en que las relaciones con el bloque europeo se deterioraban.

Berlín tuvo un papel crucial para la conclusión de un acuerdo sobre la migración en 2016, en el que la UE propuso 6.000 millones de euros para que Turquía retuviera a los refugiados en su territorio, sin dejarlos avanzar hacia el oeste.

En referencia a este pacto, el presidente turco dijo hoy que su país se había convertido en una «casa de huéspedes» para los refugiados, entre los que figuran más de 3,5 millones de sirios y 300.000 afganos.

Merkel, en tanto, saludó esta «tarea importante» y garantizó que «el apoyo europeo a Turquía continuará». «Porque queremos poner fin al tráfico de seres humanos, el apoyo de la UE es necesario: ya pagamos 4.500 millones de euros de los 6.000 millones» acordados, afirmó.

La relación especial entre Alemania y Turquía, muy dependiente de la personalidad de Merkel y de su peso en la escena europea, se verá probablemente afectada con el nuevo Ejecutivo alemán, que deberá luchar por mantener su influencia, según opinaron analistas.