El interinato de Michel Temer como presidente de Brasil apunta al largo plazo y se sustentará en una batería de medidas económicas destinadas a reducir el gasto público y encarar «duras» reformas en las leyes laborales y en el ámbito previsional, aunque sin reducir los planes de asistencia vigentes.

Las reformas estructurales serán ejecutadas mientras dure la suspensión de 180 días que el Parlamento le impuso a Dilma Rousseff, del centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

El ministro de Economía, Henrique Meirelles, pidió hoy «realismo» para enfrentar las medidas «duras» que se pondrán en marcha y anunció que intentará reformar el sistema jubilatorio y la ley laboral, luego de la primera reunión de gabinete encabezada por Temer en el Palacio del Planalto.

«La sociedad está madura para medidas de ajuste importantes. Lo que no es posible es seguir como está la situación. El país espera un cambio en el itinerario de la economía», sostuvo Meirelles, considerado como un ‘superministro’ en el interinato.

El nuevo ministro quiere cambiar el sistema de pensiones y ya encontró resistencias en el sindicalismo aliado a Temer, representado por el diputado Paulo Pereira da Silva, de Fuerza Sindical, uno de los mayores impulsores del juicio político a Rousseff, que calificó de «inaceptables» a las medidas, lo cual abrió la primera grieta en el frente de gobierno.

Respaldado por un comunicado del banco español Santander para sus reformas y por gran parte del sector empresario, Meirelles se refirió especialmente al sistema previsional.

«El derecho adquirido es cobrar la jubilación y para eso trabajaremos», dijo ante una pregunta.

Y afirmó que será difícil en el futuro, sin reforma, pagar todos retiros fijados por la Constitución, al poner como ejemplo de la complejidad del sistema previsional a Italia o Grecia.

Meirelles y el ministro de Planificación, Romero Jucá, pusieron en duda que exista un déficit planificado por el gobierno suspendido de 98.000 millones de reales (unos 28.000 millones de dólares) y dieron a entender que el agujero en las cuentas públicas podría ser mayor.

El ministro de Economía, quien fue presidente del Banco Central durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y ex titular global del Banco de Boston, dijo que revisará las cuentas de las grandes empresas estatales y allí se incluyen la gigante Petrobras, envuelta en una crisis por la caída del crudo y el escándalo de corrupción; Correios y los bancos públicos Banco do Brasil, Caixa Económica Federal y el de fomento BNDES.

En ese marco, anunció que la semana que viene se conocerá al nuevo presidente del Banco Central, al cual parte del gabinete de Temer impulsa declararlo independiente o con mayor autonomía.

 

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