Una nueva tribuna de militares franceses, esta vez en activo, vuelve a agitar la política de ese país. Los signatarios dicen apoyar a los militares, en su mayoría retirados que, hace casi tres semanas, publicaron un primer texto en la misma revista, la ultraconservadora Valeurs Actuelles, y llaman  a los gobernantes “actuar” para “salvar” Francia.

Sus autores, cuyos nombres no han sido revelados, condenan en el texto al Gobierno galo, que criticó el reciente llamamiento de un millar de militares en la reserva publicado en el mismo medio. En la misiva, los generales advertían de la amenaza que suponen «el islamismo y las hordas de los suburbios» para el país.

Los signatarios de esa primera carta también amenazaron con intervenir ante el «creciente caos» que, según ellos, reina en Francia y que puede llevar a «la desintegración» de la nación.

El Gobierno de Emmanuel Macron condenó la carta abierta de los generales, comparándola con el fallido golpe de Estado del Ejército francés en Argelia en 1961, provocado por la decisión del entonces presidente, Charles de Gaulle, de conceder la independencia al país norteafricano. Por su parte, la ministra de Defensa, Florence Parly, exigió sancionar a los generales firmantes de la carta abierta.

«Su única culpa es amar a su país»

Ante estas críticas de las autoridades, un grupo de militares acudió a las páginas de Valeurs actuelles para defender a los generales retirados signatarios de la primera carta, recordando que son «soldados que dieron sus mejores años para defender nuestra libertad».

El texto sostiene que los generales en la reserva «tienen razón sobre la esencia de su texto, en su totalidad». «Vemos violencia en nuestros pueblos y aldeas. Vemos que el odio por Francia y su historia se está convirtiendo en la norma», señala la carta, subrayando que, en caso de que estalle una guerra civil, serán los militares quienes «mantendrán el orden en su propio suelo».

En este contexto, los autores instan a las autoridades a actuar para cambiar la situación actual. «Esta vez no se trata de emociones personalizadas, fórmulas prefabricadas o cobertura mediática. No se trata de extender sus términos o ganar nuevos. Se trata de la supervivencia de nuestro país, de su país», concluye el mensaje.

El 21 de abril pasado, en una primera tribuna, una “veintena de generales, un centenar de altos mandos y más de un millar de otros militares”, según los describió en su momento Valeurs Actuelles, denunciaron el “desmoronamiento” de Francia debido a “un cierto antirracismo que busca un solo objetivo: crear un malestar, un odio entre las comunidades” y un “islamismo y unas hordas de los barrios periféricos” que intentan transformar partes de Francia “en territorios sumisos a dogmas contrarios a nuestra constitución”.

Tres semanas más tarde, los nuevos signatarios usan un lenguaje quizás algo menos virulento. Pero el mensaje, sostienen, es el mismo. “Vemos la violencia en nuestras ciudades y pueblos. Vemos cómo el comunitarismo se instala en el espacio público, en el debate público. Vemos cómo el odio contra Francia y su historia se convierte en la norma”, escriben antes de retomar la idea de un potencial enfrentamiento interno ante una “decadencia” que “anuncia un caos y violencia que (…) no vendrán de un ‘pronunciamiento militar’, sino de una insurrección civil”.

“Si estalla una guerra civil, el Ejército mantendrá el orden en su propio suelo, porque se lo pedirán (…) Nadie puede querer una situación tan terrible (…) pero sí, nuevamente, la guerra civil late en Francia y ustedes lo saben perfectamente”, afirman antes de instar, una vez más, a los gobernantes, a reaccionar.

“Actúen, señoras y señores. No se trata de prolongar sus mandatos o de conquistar otros. Se trata de la supervivencia de nuestro país, de su país”.

El valor

Al contrario que con la primera tribuna, con la que tardaron varios días en responder —sobre todo después de que la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, tratara de aprovechar políticamente la columna, invitando a sus firmantes a unirse a su proyecto electoral— las condenas políticas no se han hecho esperar ahora, sobre todo por la decisión de los militares de no revelar su identidad.

“¿Es eso el valor, permanecer anónimos?”, se ha preguntado el ministro del Interior, Gérald Darmanin, para quien “cuando se quiere ser valiente, se da el nombre. Y cuando se quiere hacer política, uno se presenta a las elecciones”. También el expresidente socialista, François Hollande, ha fustigado a los firmantes por no dar la cara. “Si no hay firma, no hay texto”, ha condenado.

Para el ministro de Economía, Bruno Le Maire, la columna “es contraria a lo que esperamos de los militares” y “daña una parte de nuestras fuerzas”.

Tras la polémica suscitada por la primera tribuna, el Ministerio de Defensa anunció sanciones “ejemplares” para los militares firmantes aún en activo, 18 según indicó, además de una veintena de generales en la reserva. Según adelantó a la Agencia France Presse un alto responsable del Estado Mayor francés, ahora se prevé realizar un “recordatorio firme al respeto del deber de reserva”. “Se pueden tener convicciones personales, pero las fuerzas armadas son apolíticas y de una fidelidad absoluta al presidente electo, están subordinadas al jefe de los Ejércitos. Si se tienen estados de ánimo, hay que abandonar el ejército”, agregó.