La ONU afirmó hoy que el periodista Jamal Khashoggi fue víctima de «un asesinato brutal y premeditado» que fue «planeado y perpetrado por funcionarios de Arabia Saudita».

El periodista saudita, crítico de la monarquía conservadora, fue asesinado el 2 de octubre en el interior del consulado de Arabia Saudita en Estambul, una muerte que desató una crisis entre Riad y la comunidad internacional, incluso sus aliados más cercanos, como Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

La relatora de la ONU sobre la tortura, Agnes Callamard, recopiló información de diversas fuentes durante una visita oficial que hizo a Turquía la semana pasada y hoy presentó sus conclusiones.

En su informe preliminar, la experta en derechos humanos agradeció la determinación de Turquía en llevar adelante una investigación «rápida, efectiva, completa, independiente e imparcial» sobre ese asesinato, informó la agencia EFE.

Callarmad viajó a Turquía junto a un investigador de crímenes graves y un experto forense, y durante su pesquisa constató que Arabia Saudita estaba obstaculizando y perjudicando los esfuerzos de las autoridades turcas por dilucidar las circunstancias de la muerte del periodista.

«Se les dio a los investigadores turcos un acceso y un tiempo muy inadecuado para poder realizar un examen profesional y efectivo de la escena del crimen que fuese conforme a los estándares internacionales», explicó la relatora en su informe.

La relatora denunció, además, que el asesinato de Khashoggi supuso la violación del derecho internacional y las normas que regulan las relaciones entre países en cuanto al uso legal que se debe hacer de las misiones diplomáticas.

«Las garantías de inmunidad en ningún caso se concibieron para facilitar un crimen y exonerar a los autores de su responsabilidad penal», enfatizó en una declaración difundida por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Callamard fue más allá y afirmó que «las circunstancias del asesinato y la respuesta posterior de los representantes del Estado» saudita puede ser descritas como «inmunidad para la impunidad».

La relatora contó también que tuvo acceso a «partes de audios espantosos y escalofriantes obtenidos y conservados por la agencia turca de inteligencia».

No obstante, reconoció que su equipo no tuvo la oportunidad de examinar de manera profunda ese material ni de verificar su autenticidad.

Tampoco pudieron reunirse con los investigadores que han estado trabajando en este caso.

Callamard y su equipo continuarán con su investigación en las próximas semanas, por lo que urgió a cualquiera que tuviese alguna información al respecto a compartirla con ellos.

Un informe final será presentado en junio próximo ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.