Holanda, la tierra conocida por sus rosas, sus hermosos campos de tulipanes y sus exquisitos quesos está atravesando una crisis. Fuerte rechazo despertó en el sector agropecuario el anuncio de drásticas medidas por parte del gobierno holandés.

Cuando el martes 28 de junio de este año el parlamento aprobó un duro plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la respuesta no se hizo esperar. Ese mismo martes a la noche un grupo de agricultores protestó frente a la casa del ministro de agricultura; la policía formó un cerco con sus patrulleros alrededor de la casa del ministro, y la situación se controló.

Pero, según informes de la Associated Press (AP), el problema en realidad comenzó el día 10 de junio cuando el gobierno de Mark Rutte dio a conocer un ambicioso plan para reducir las emisiones de óxido de nitrógeno y amonio entre un 70 – 95 por ciento en los próximos años.

Los Países Bajos con una industria agrícola que genera billones de dólares, solo superada en dividendos por Estados Unidos, enfrentan un conflicto que amenaza a su propia matriz agricultora.

Una organización que nuclea a 35.000 agricultores respondió a los objetivos trazados por el gobierno como “poco realistas”. Y por eso hace días que los agricultores se han volcado masivamente a las rutas con sus tractores.

Si bien es cierto que el gobierno asignó unos 24.300 millones de euros adicionales para la financiación de cambios en el sector agropecuario en favor de nuevas tecnologías, el recorte en fertilizantes es tan agresivo que la transición dejará a muchísimos productores fuera de la actividad.

A principios de la semana, este lunes en varias ciudades holandesas los agricultores bloquearon con sus tractores y maquinarias los centros de distribución de alimentos que abastecen a los supermercados. El movimiento inspirado en los camioneros de Canadá decidió salir con sus tractores, y a la protesta también se sumaron los pescadores.

En la zona norte del país, en la provincia de Frisia en el municipio de Heereveen este martes ya se reportaron casos de represión policial, casos en los que la policía abrió fuego directamente contra los agricultores. Según las fuerzas de seguridad los uniformados dispararon a manera de advertencia porque se sintieron amenazados por los tractores que circulaban por una ruta, pero un grupo de granjeros contó que ninguno profirió amenaza alguna hacia los policías.

LTO, un grupo que representa a agricultores holandeses, pidió una investigación oficial, frente a esta cuestión el sindicato de policías ACP calificó al evento de incidente, unas pocas horas después los medios locales informaron que las protestas continuaban a tal punto que con los tractores bloqueaban hasta los aeropuertos.

Ayer jueves ante la escalada de eventos en el país Caroline van der Plas, periodista, política y líder del partido BoerBurgerBeweging (conocido como BBB, un partido centrado en temas rurales dedicado a los agricultores) propuso realizar un “debate de emergencia” con el Primer Ministro Mark Rutte y con el Ministro de Justicia y Seguridad.

Hoy, los agricultores holandeses siguen protestando a pesar de la represión policial.

Por Nanci O’Brien