Perú realizó ayer sus elecciones presidenciales, donde se lleva una reñida batalla con muy poco margen de diferencia entre los tres principales candidatos, según el recuento oficial con más del 42% de los votos escrutados.

Según los datos del organismo electoral peruano ONPE escrutados hasta el momento (42%), Pedro Castillo, del partido Perú Libre, consigue el 16,02% y De Soto, del partido Avanza País, acumula el 13,77%. Por su parte figura en tercer lugar el empresario ultraconservador Rafael López Aliaga, con el 13,04%, seguido de la exlegisladora de derecha populista Keiko Fujimori con el 12,7%.

El candidato líder hasta el momento, Castillo (profesor y sindicalista de 51 años) dijo anoche, en la ciudad de Tacabamba:

Hoy el pueblo peruano se acaba de quitar la venda de los ojos. Han tenido tiempo suficiente, décadas, pero cómo dejan al país. Llegas a Lima Metropolitana, a las grandes ciudades y encuentras los lugares con opulencia que no miran más allá de su nariz.

Pedro Castillo

Por su parte, Lima De Soto, de 79 años, declaró que:

Es evidente que el margen es estrecho

Lima De Soto

Los peruanos, que han tenido cuatro presidentes desde 2018 debido a recurrentes crisis políticas, acudieron a las urnas a elegir un nuevo mandatario entre 18 candidatos, sin ningún favorito, mientras la pandemia de coronavirus no da tregua al país.

El escrutinio oficial continuará hasta procesar el 100% de los votos y la última palabra sobre quiénes van al balotaje del 6 de junio la dará el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), lo que puede tardar casi un mes.

Los sondeos prevén que el nuevo Congreso estará tan atomizado con el saliente.

Castillo salió del anonimato en 2017 al dirigir a miles de colegas en una prolongada huelga nacional y no figuraba hasta hace unos días entre los candidatos con mayores opciones.

«Esperamos ser los que tengamos la oportunidad de competir en segunda vuelta», expresó por su parte Keiko Fujimori, de 45 años, quien se postuló a la presidencia por tercera vez.

La campaña estuvo marcada por la pandemia, y por la apatía y hartazgo de los peruanos, al término de un quinquenio lleno de convulsiones, en un país sin partidos políticos fuertes donde el candidato importa más que la ideología.

El nuevo presidente debe asumir el 28 de julio, día en que Perú conmemora el bicentenario de su independencia, y tiene el reto de superar la emergencia sanitaria, la recesión económica y la crisis política en una nación de 33 millones de habitantes.