Buques de guerra rusos y chinos realizaron la primera patrulla conjunta en el Indo-Pacífico, informó este sábado el Ministerio de Defensa ruso, una maniobra efectuada regularmente por Estados Unidos y sus aliados en la región, pero que aumenta la tensión en una zona cada vez más disputada.

En total, diez buques de guerra, cinco de cada país, participaron de los ejercicios militares desde el pasado domingo hasta este sábado en un área de 1.700 millas náuticas, precisó la cartera de Defensa rusa en un comunicado, citado por la agencia de noticias Sputnik.

El objetivo de la patrulla conjunta fue «demostrar que las banderas estatales de Rusia y China mantienen la paz y la estabilidad en la región de Asia-Pacífico y también protegen las instalaciones de la actividad económica marítima de ambos países«, agregó la nota, que subrayó que los buques de guerra pasaron «por primera vez» por el estrecho de Tsugaru, un paso marítimo internacional que separa las islas japonesas de Honshu y Hokkaido.

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La maniobra fue alertada el pasado martes por el Ministerio de Defensa japonés, que indicó que no hubo «ninguna violación de las aguas territoriales ni de normas internacionales», pero que analizaba los motivos del despliegue y prestaba «mucha atención a las actividades de Rusia y China en la zona».

Tokio, por su parte, participó la semana pasada en unas maniobras navales junto a Estados Unidos, Australia e India en el Pacífico, en medio de las crecientes tensiones en la región por el reciente acuerdo militar firmado por Washington con sus aliados británicos y australianos para el despliegue de submarinos de propulsión nuclear en la zona.

Moscú y Beijing celebran ejercicios navales conjuntos desde 2012, algo que ha despertado recelos entre las potencias occidentales, principalmente Estados Unidos, que se ha servido históricamente de esta táctica para afianzar su dominio militar en esa zona, pero también en otras del planeta.

No obstante, fue con la llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca y su deseo de reafirmar el liderazgo estadounidense en el mundo que la alianza estratégica entre Rusia y China se afianzó.

Ambos países fueron señalados por el mandatario estadounidense como las «mayores amenazas» para el orden internacional, en una especie de batalla ideológica entre democracia y autocracia, como lo plantea la Casa Blanca.

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Estas denuncias envalentonaron al Gobierno chino en su defensa cada vez más firme de lo que considera sus intereses vitales en relación con Taiwán, el Mar de China Meridional y todo el Indo-Pacífico, la región elegida por Washington para frenar el ascenso global de Beijing, que podría convertirse en el escenario del próximo conflicto entre las potencias occidentales frente a Rusia y China.

Estados Unidos no tiene reclamos territoriales en la zona, pero hace tiempo que mantiene una importante presencia militar en el llamado Mar de la China Meridional -la zona dentro del Indo-Pacífico donde China construyó islas artificiales y amplió su reclamo territorial en detrimento de sus vecinos- para garantizar «la libre navegación», según la Casa Blanca.

La tensión en la disputada zona se disparó el pasado 15 de septiembre con el anuncio de un acuerdo militar entre Estados Unidos, Australia y el Reino Unido, bautizado Aukus -acrónimo en inglés de los tres países-, que habilita la transferencia de tecnología a la potencia de Oceanía para construir sus primeros submarinos de propulsión nuclear, que utilizan como combustible uranio enriquecido a más del 90%, el mismo nivel que requiere un arma nuclear.

El pacto no solo generó malestar en el gigante asiático, que lo ve como una «amenaza a la estabilidad», sino también en la Unión Europea (UE) que lamentó no haber sido informada.