El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó un cese del fuego en Ucrania de 36 horas a partir del mediodía de este viernes, tras el pedido del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill de suspender las operaciones militares para la Navidad ortodoxa, un anuncio tildado de «hipócrita» por el Gobierno ucraniano, que pidió a Moscú que sus tropas abandonen el país.

«Teniendo en cuenta el llamado de su santidad el patriarca Kirill, instruí al ministro de Defensa que ordene un régimen de cese el fuego en toda la línea de contacto entre los bandos en Ucrania a partir de las 12 (las 6 en la Argentina) del 6 de enero de este año hasta las 24 (las 18 en la Argentina) del 7 de enero», dijo el Kremlin en un comunicado.

Se trata del primer alto el fuego desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, el 24 de febrero de 2022.

En Rusia, el patriarca Kirill, cercano a Putin, había hecho más temprano un llamado a un alto el fuego en vísperas de la Navidad ortodoxa, que se celebra el sábado próximo.

El líder ortodoxo, de 76 años, instó a deponer las armas de las 12 del 6 de enero a la medianoche del 7 de enero.

En este contexto, Rusia llamó a la parte ucraniana a que también imponga el alto el fuego y permita que los ciudadanos que profesan la fe ortodoxa en la zona de combate puedan visitar iglesias.

El asesor de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, respondió en Twitter al anuncio de Moscú: «Rusia debe abandonar los territorios ocupados, solo entonces habrá una ‘tregua temporal’. Guárdense su hipocresía».

En otro mensaje destinado a la prensa, Podoliak tildó el alto el fuego ordenado por Putin de «mero gesto de propaganda». «Rusia está intentando por todos los medios reducir al menos de manera temporal la intensidad de los combates y los ataques contra sus centros logísticos para ganar tiempo», prosiguió.

Al mencionar las «nuevas realidades territoriales», el mandatario ruso se refiere a las provincias de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jerson, donde sus tropas realizaron ocupaciones parciales que les permitieron establecer gobiernos y en septiembre pasado reivindicaron la anexión de estos territorios, si bien en las cuatro hay zonas donde permanece el dominio de las autoridades ucranianas.

En su llamado con el mandatario turco, Putin denunció «el papel destructivo de los Estados occidentales, que saturan a Kiev de armas y equipamientos militares» y le brindan «la información operativa y le precisa los blancos» de los ataques.

Erdogan también mantuvo una conversación con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en la que abordaron la «cooperación» en materia de seguridad.

El anuncio del alto al fuego ordenado por Putin fue saludado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que celebró que se respeten las festividades religiosas.

El anuncio tiene lugar días después de que un ataque ucraniano en la noche de Año Nuevo causara al menos 89 muertos en la localidad de Makiivka, en la región anexada de Donetsk. En un hecho poco común, el Ejército ruso admitió el trágico balance tras el bombardeo.

Según la prensa rusa, el edificio quedó totalmente destrozado por los proyectiles lanzados con los sistemas lanzamisiles Himars, un arma suministrada por Estados Unidos. En las instalaciones había cientos de reclutas, es decir, soldados no profesionales.