Cinco días después del terremoto que devastó a Turquía y Siria el número de fallecidos se elevó a más de 28.000.  Asimismo los socorristas, continuaron durante todo este sábado encontrando supervivientes entre los escombros. El frío gélido en la zona dificulta los rescates.

Según detalló la ONU, al menos 870.000 personas precisan urgentemente comida y, solamente en Siria, 5,3 millones de personas se quedaron sin casa.

En tanto, el Programa Mundial de Alimentos pidió 77 millones de dólares para aportar raciones de comida a al menos 590.000 personas desplazadas a causa del terremoto en Turquía y 284.000 en Siria.

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El Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado grupo terrorista por Ankara y aliados occidentales, anunció que suspendía su lucha armada para contribuir a trabajos de recuperación. Por su parte, el gobierno de Siria informó que autorizará el suministro de ayuda internacional a las zonas controladas por los rebeldes en el noroeste del país, castigado por el sismo.

Para el envío de ayuda a Turquía, este sábado se abrió, por primera vez en 35 años, un paso fronterizo con Armenia.

En tanto, miles de personas duermen en tiendas de campaña o en coches y se reúnen junto a hogueras para calentarse en medio de las bajas temperaturas, por miedo a volver a sus casas o porque sus viviendas ya no existen.

Después de cinco días del sismo, el más mortífero desde 1939 en la región, la conmoción inicial deja paso en Turquía a la rabia por la respuesta del gobierno y la baja calidad de las construcciones.

Las autoridades cifran en 12.141 los edificios destruidos o gravemente dañados. La policía turca detuvo hoy a 12 personas por el derrumbe de edificios en las provincias de Gaziantep y Sanliurfa y el fiscal de Diyarbakir emitió órdenes de detención contra 29 personas.