Los «chalecos amarillos» volvieron a manifestarse este sábado en el séptimo fin de semana de protestas en Francia contra la política social y fiscal del presidente Emmanuel Macron, con 12.000 personas movilizadas al mediodía, aunque con algunos incidentes con las fuerzas de seguridad.

Con 2.500 manifestantes en las calles, Burdeos es la ciudad que más movilizó. Unos mil desfilaron en Marsella, Ruán o Nantes y 800 en París.

A mediodía se registraban 12.000 movilizados en el país, según cifras del gobierno, que no dio cifras al concluir la jornada.

Algunos incidentes se produjeron en la capital -con lanzamiento de proyectiles a la policía, que replicó con gases lacrimógenos y detenciones-, en Ruán (noreste) y Nantes.

Hasta el momento, una veintena de personas fueron detenidas en todo el país.

Este movimiento, que empezó a mediados de noviembre, disminuyó durante las últimas semanas: el 22 de diciembre hubo 38.600 manifestantes, la semana anterior habían sido 66.000, mientras que en el primer sábado de protestas, el 17 de noviembre, se manifestaron 282.000 personas, según datos del gobierno francés.

No obstante, según varios miembros de este movimiento transversal, surgido de forma espontánea, la desmovilización se debe a las fiestas de Navidad y predicen una fuerte movilización en enero, a pesar de las concesiones del gobierno.

«Todo el mundo debe entender que no nos detendremos», aseguró a la AFP Thierry, de 51 años, un mecánico que denuncia una repartición muy desigual de la riqueza en Francia.

https://twitter.com/lanavecomunica/status/1079041175888240641

Unos centenares de manifestantes, con globos amarillos, se concentraron por la mañana en Marsella.

«Queremos recuperar poder adquisitivo y que nuestra palabra cuente en la toma de decisiones», aseguró Priscillia Ludosky, una de las figuras del movimiento tras impulsar una exitosa petición contra el aumento del precio del combustible.

Disturbios en Ruán

Durante la jornada también se produjo un fuerte choque entre los manifestantes y la policía antidisturbios en la capital de la región de Normandía, Ruán.

Cuando las manifestaciones se fueron poniendo más intensas, las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno para contener a los ‘chalecos amarillos’.

Lejos de la violencia, la mayoría de los manifestantes marcharon por las calles, ondeando banderas francesas y cantando algunas de las consignas de la movilización.