Los fuertes vientos que azotan el sur de California y avivan brutales incendios en la zona, comenzaron a amainar el sábado, dando un respiro a los habitantes y a los bomberos que combaten el fuego.

Tras cinco días de haber abandonado sus residencias, algunos pudieron finalmente regresar a sus hogares para inspeccionar el daño causado por los incendios, que forzaron a cientos de miles de personas a dejar el área y destruyeron unas 700 estructuras, incluidas algunas residencias de lujo.

A pesar de la intensidad de los incendios que se propagaron en seis diferentes frentes –desde el norte de Los Angeles hasta la región de San Diego- las autoridades han reportado sólo una víctima fatal.

El gobernador de California, Jerry Brown visitó parte del área devastada por Thomas, en el condado de Ventura, a una hora al noroeste de Los Ángeles, y que desde que estalló en la noche del lunes ha arrasado unas 60.000 hectáreas, un área que triplica el tamaño de la capital estadounidense, Washington DC. Está apenas contenido en 15%.

«Ha sido una tragedia para tanta gente», dijo Brown. Estos incendios «son la nueva normalidad, estamos enfrentando una nueva realidad en estos estados donde los incendios amenazan vidas, propiedades, barrios. Sabemos del cambio climático que van exacerbar todo».

Los incendios de esta semana convirtieron a 2017 en el año en el que estos episodios cobraron más vidas en la historia de California.

Más de 40 personas murieron en octubre, cuando el fuego arrasó condados productores de vino ubicados al norte de San Francisco.

«Mantenernos en guardia»

El viento y el clima seco de los próximos días sigue siendo una gran preocupación: son los principales ingredientes para alimentar los incendios.

«Los vientos continuarán siendo fuertes y secos mañana [domingo] e incluso la próxima semana. Tendremos condiciones secas en todo el sur, necesitamos mantenernos en guardia, es un desafío», dijo el director de los bomberos de California (Cal Fire), Ken Pimlott.

Un nuevo incendio de 1,2 hectáreas se reportó el sábado de noche en Monrovia -en el condado de Los Ángeles-, en una montaña haciéndolo parecer a un volcán.

Amenazaba 45 hogares, que fueron ordenados a evacuar, según medios de prensa.

El servicio meteorológico de Estados Unidos (NWS) emitió una «alerta roja» hasta el domingo de noche.

Los vientos más fuertes se esperan en las montañas de San Diego y sus laderas, con ráfagas de casi 100 km/h.

Las autoridades advirtieron además que en varios condados, el humo y las cenizas podrían persistir afectando la calidad del aire.

Las autoridades de los alrededores de San Diego, donde el incendio «Lilac» había rápidamente carbonizado más de 4.000 hectáreas desde la mañana del jueves, emitieron un aviso instando a los residentes a permanecer en alerta máxima a pesar de que las condiciones generales han experimentado una mejoría.

Cuatro civiles y dos bomberos resultaron heridos en este incendio, que también cobró la vida de más de dos docenas de caballos tras devastar ocho graneros en Bonsall.

Allí, el diario Los Angeles Times reportó la historia de los «tres mosqueteros»: Cathy Orchard y Don Philippbar y su hijastro Todd Smith, ignoraron la orden de evacuación y se quedaron para defender sus hogares y los de otros.

Rescataron cinco casas que estaban en llamas.

«Dio bastante miedo, se habla de tormentas de fuego, bueno esta definitivamente fue una», indicó Philippbar, de 60 años.»Fue un poco extraño, como un tornado».

En Fallbrook, en el norteño condado de San Diego, varias residencias fueron destruidas.

«Progresos considerables»

El costo material del combate a los incendios se ha disparado a unos 17 millones de dólares, según estimaciones de autoridades de Ventura.

El incendio «Skirball», que se abalanzó sobre el exclusivo barrio de Bel-Air, donde varias celebridades tienen propiedades, ha sido contenido en al menos un 50%.

Los bomberos contuvieron además un 80% del incendio «Creek» –el mayor y más peligroso de la zona, que se extendió por más de 15.000 hectáreas-, mientras que el «Rye» estaba controlado en casi un 65%.

El presidente Donald Trump decretó también estado de emergencia en California, lo que autoriza la liberación de fondos federales.