Suenan las alarmas en todo el mundo ante otro caso de muerte por vacunas para combatir el coronavirus. En este caso fue una mujer oriunda de Bélgica vacunada con Janssen, la vacuna de Johnson & Johnson.

Según el Gobierno belga, la mujer fue inoculada a través de su empleador extranjero fuera del sistema belga y murió en el país la semana pasada después de desarrollar «trombosis grave y reducción de plaquetas en sangre».

Bélgica solicitó asesoramiento urgente de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) antes de considerar levantar la suspensión.

El Gobierno aseguró que el impacto de la suspensión sería muy limitado en la campaña nacional de vacunación.

La vacuna J&J se implementaba únicamente para personas mayores con movilidad reducida y personas sin hogar, ya que solo se necesita una inyección para protegerse.

Hasta el momento, Bélgica administró más de seis millones de dosis, de las cuales 1,7 millones de personas fueron inoculadas con la vacuna completa, lo que representa un 15,36% de la población del país europeo.

Bélgica se suma así a Noruega como los dos países de Europa en postergar el uso del fármaco.

Noruega puso en suspenso la decisión de incluir la vacuna de J&J en su esquema de inoculación masiva, informó la primera ministra Erna Solberg.

El 10 de mayo, un panel público de expertos médicos, legales y de otro tipo dijo que la vacuna no debería ofrecerse como parte del plan nacional de vacunación, aunque se debería permitir que los voluntarios la tomen.

Una comisión designada por el Gobierno recomendó que se excluyera el fármaco del programa noruego debido al riesgo de raros efectos secundarios.

Hasta ahora, un tercio de los adultos noruegos recibieron la primera de dos dosis.

El Ministerio de Salud indicó que los voluntarios que deseen acelerar su vacunación podrán aplicarse la J&J una vez aprobadas las pautas para su uso.