El día de hoy, tendrá un segundo más para compensar las pequeñas variaciones en la duración del día que se van acumulando y producen un desfase entre el tiempo en el que se basan los relojes y el período de rotación de la Tierra. Así lo decidió el Servicio Internacional de la Rotación Terrestre, con sede en París, en un boletín difundido a principios de año.

Así, el último minuto del 30 de junio tendrá 61 segundos. La necesidad de intercalar un segundo adicional se debe a que minúsculas variaciones de la duración del día se acumulan hasta producir un desfase entre el Tiempo Universal Coordinado, que es el tiempo atómico en el que se basa la hora de nuestros relojes, y el tiempo ligado a la rotación terrestre, que toma como referencia la posición del Sol.

Esas acumulaciones producen un desfase entre el Tiempo Universal Coordinado, que es el tiempo atómico en el que se basa la hora de nuestros relojes, y el tiempo ligado a la rotación terrestre, que toma como referencia la posición del Sol. La invención de los relojes atómicos permitió una medición del tiempo mucho más precisa y en 1970 un acuerdo internacional reconoció la existencia de las dos escalas de tiempo: el período de rotación del planeta y el llamado Tiempo Universal Coordinado o UTC.