Los chips o semiconductores están en todas partes. Celulares, computadoras, tablets, Smart TV, lavarropas, autos y un sin números de productos tecnológicos.

Estas pequeñas piezas, del tamaño de una pequeña moneda, son capaces de albergar miles de millones de transistores en su interior. Estos semiconductores son una pieza clave en esta era digital, otorgando soporte a productos y servicios que usamos diariamente.

Los chips están en todos los lados, aunque no nos habíamos dado cuenta de la vital importancia de estos elementos -los más complejos e intensivos en investigación del mundo- hasta que la escasez de los mismos ha dado paso a la actual crisis de los chips. Una falta de componentes que ha frenado numerosas plantas de producción, alzado los precios de casi todos los bienes de consumo y disparado los temores a un colapso de la cadena de suministro global.

Como afirma Kanishka Chauhan, analista de Gartner:

La escasez de chips comenzó principalmente con dispositivos de gestión de energía, de visualización y microcontroladores, fabricados en plantas que tienen un suministro limitado. La escasez ahora se ha extendido a otros equipos, y existen limitaciones de sustratos, enlaces de cables, pasivos, materiales y pruebas, todos los cuales son parte de la cadena de suministro más allá de las fábricas de chips.

La escases y consecuente crisis de semiconductores comenzó con la falta de oferta, producto de la creciente demanda en el comienzo de la pandemia. Este exceso de demanda fue ocasionado por las practicas que conllevó el aislamiento por el coronavirus, obligando a adoptar el teletrabajo como una alternativa, buscando reducir las posibilidades de contagio.

Esto y otras soluciones digitales provocaron un aumento sin precedentes en las compras de todo tipo de componentes digitales, sobre todo computadoras, notebook y tablets.

Se generó así el cuello de botella que, unido a los problemas de logística que trajo consigo la misma covid-19 e incidentes como la interrupción del canal de Suez, sigue presente hasta nuestros días.

Según datos de la Semiconductor Industry Association (SIA), desde el primer trimestre de 2019 hasta hoy, la capacidad de producción de las plantas de chips ha estado «por encima de la tasa completa». E incluso en los últimos meses ha funcionado a una tasa del 95%, «insostenible» en palabras de la patronal.

Ello ha provocado que la capacidad de fabricación mundial de semiconductores se haya disparado en más de dos millones de obleas por mes, un 8%, y se espera que crezca a cerca de cuatro millones de obleas al mes a finales de 2022 (un 16% más que antes de la pandemia).

No obstante, en 2021 se han anunciado planes para construir 26 nuevas fábricas a nivel mundial, a sumar otras tantas ya en desarrollo. De ellas, muchas se encuentran por primera vez lejos de Asia, revirtiendo la deslocalización industrial de los años 90 y 2000 en favor de la vuelta a la producción local europea y estadounidense.

 

Escases de chips pero ventas récord

Y sí, ley de oferta y demanda. Se podría pensar que ante la falta de semiconductores, las empresas estarían afectadas por esta situación. Todo lo contrario. La demanda es sumamente alta que ni los aumentos de producción han conseguido copar sus exigencias, ni con aumentos de precio mediante.

Según datos de la SIA, el segundo trimestre de este 2021 ha batido todos los récords de ventas de semiconductores de la historia. Todos los meses precedentes también sentaron nuevos hitos en el número de chips comercializados.

Para el global del año, se estima que se comprarán más de un billón de semiconductores a escala internacional (1 trillion, en nomenclatura anglosajona).

A corto plazo no hay solución, habrá que esperar a que las nuevas fábricas estén disponibles y funcionando al 100% para lograr fabricar más chips y suplir la enorme demanda en un mundo pos pandemia y completamente digitalizado.