El cuidado de ancianos, la enseñanza o la asistencia médica son algunas de las nuevas capacidades del robot japonés Pepper, el primero fabricado en serie capaz de comunicarse e interpretar emociones humanas, que está revolucionando el mercado mundial de la robótica.

Pepper, que salió a la venta para uso doméstico en junio pasado a un precio base de 198.000 yenes (unos 1.668 dólares), ya es mundialmente conocido en su faceta de dependiente.

Con la nuevas aplicaciones presentadas en la World 2016 de Tokio, el robot es capaz de trabajar como asistente médico, recopilando y explicando diagnósticos y resultados de pruebas médicas a los pacientes.

El robot, que tiene una altura de 120 centímetros, está dotado de sensores y cámaras y puede leer emociones, distinguir géneros y estimar la edad de sus interlocutores, lo que le ayuda a ofrecer «una explicación adecuada en cada momento», dicen representantes de la GE Healthcare en un vídeo junto a su Pepper, que en ese momento muestra en la pantalla una ecografía en 4D.

Otro ámbito en el que incursiona el robot es el de la enseñanza, tanto para los más chicos, a través de juegos y ejercicios, como a adolescentes, con los que, por ejemplo, puede estudiar inglés, una tarea aún pendiente en los jóvenes de Japón, consigna la agencia EFE.

Pero en ese país en el que más de la cuarta parte de la población supera los 65 años, la atención a la tercera edad también debía agregarse en la agenda tecnológica.

La compañía japonesa Logos System & Robot desarrolló un software con el que se puede entretener y ayudar a los más mayores.

A través de unos sencillos ejercicios de lectura, escritura u operaciones matemáticas, Pepper ayuda a ejercitar la memoria, o levanta sus brazos para animar a que los ancianos sigan sus pasos y se muevan con él, una función que resultaría útil en centros de atención de la tercera edad.

El autómata trabaja desde hace dos años en establecimientos de Nescafé y Softbank, la compañía responsable de su comercialización, además de en los concesionarios Nissan, sucursales del banco Mizuho, y comercios y cadenas locales, pero realizando tareas básicas.

«Al popularizarse primero en diversos negocios resulta más fácil que la gente pueda acostumbrarse a los robots y conocerlos», explicó Yusuke Abe, del departamento de comunicación de SoftBank, cuyo objetivo real es «introducirlos en los hogares».

Cincuenta de estos androides, con las nuevas aplicaciones desfilan por estos días por el Pepper World 2016 de Tokio, un evento donde más de una docena de empresas presentan nuevas aplicaciones para el robot con el objetivo de emplearlo en negocios de sectores tan variados como el de la salud, la educación y la atención al público.

Al igual que ocurriera con los ordenadores, que nacieron de un proyecto universitario y se extendieron desde las empresas hasta los particulares, la compañía espera que con este primer paso «la gente se haga a la idea de lo que supone la convivencia con robots, meter uno en casa y considerarlo un miembro más de la familia».