Por Graciana Petrone

La vida de Aníbal Leone, hoy de 49 años, transcurría sin mayores contratiempos. Como psicólogo social y consejero en adicciones trabajaba en la Asociación “Padre Misericordioso” que dirige el padre Fabián Belay y, entre otras cosas, daba charlas y talleres abocados a la temática de su competencia. También se casó, formó una familia. Su día empezaba a las 6.30 am, pero no sabía cuándo terminaba. Era sumamente activo.

Promediando 2017 le detectaron complicaciones cardíacas que se agravaron con el tiempo. Después vinieron las consultas, interconsultas, medicaciones y nuevos cambios de tratamiento; idas y vueltas.

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Su historia clínica fue vista por médicos de la Fundación Favaloro en Buenos Aires, hasta que finalmente el diagnóstico en Rosario fue contundente: “había que ir a trasplante”. Una noticia inesperada, aunque previsible por los profesionales.

 

A menos de tres meses de ser trasplantado del corazón en un sanatorio privado de la ciudad, durante una intervención que duró más de ocho horas, habló con Conclusión desde la “burbuja sanitaria” que tuvo que armar en su casa por recomendación médica. En la entrevista con este medio contó cómo atravesó su situación y cómo vive actualmente. Su mensaje fue claro:

“Aunque a veces los familiares de un ser querido tengan que tomar una decisión en un momento muy triste, que puedan pensar que esa decisión puede salvar muchas vidas”

Durante la charla, Leone comentó sus sensaciones al momento de enterarse que necesitaba un trasplante: “Te dicen ‘¿querés vivir?’, porque de otro modo no iba a sobrevivir”. Luego, relató los instantes previos a la intervención quirúrgica: “En la madrugada empecé a ver que había movimientos en la unidad, no me habían dicho. Y finalmente llegó el corazón”.

“Tenía compañeros en la unidad coronaria que hacía cuatro meses que estaban esperando un corazón. Porque no solamente se tiene que dar la compatibilidad de sangre y genética, también tiene que ver con cuestiones físicas, toráxicas”, agregó.

En relación al momento de someterse a la operación, dijo: “Yo fui con una sonrisa, con una entrega y fe terrible en los profesionales. Mi familia estaba llorando y yo les decía ‘calmense, si estamos en buenas manos’”.

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“Los médicos no pueden creer la velocidad con la que me estoy recuperando, hay gente que está varios meses en el hospital”. Más adelante, Leone mencionó: «Les dije a los kinesiológos, que no quería estar en la cama mucho tiempo», por lo que con ayuda de los profesionales pudo reponerse rápidamente.

Sobre el cuerpo médico resalta la «calidad humana y profesional». La intervención se realizó en el Sanatorio Parque y Leone pide agradecer a todos y cada de los médicos, enfermeras, kinesiólogos y todo el personal que lo asistió desde que ingresó hasta que salió del centro de salud:

«Al jefe cirugía de Cirugía Cardiovascular y Trasplante José Luis Sgrosso, a subjefa de Cardiología Elisa Cerri, a la médica cardióloga Vanina Barranco y al anestesista Juan Capaldi».  

Por último, envió un mensaje para promover la donación de órganos: “Se necesitan donantes, de no haber sido por el donante yo no podría estar hablando ahora”.

Hasta que no te pasa no tomás conciencia de la importancia de la donación de órganos. Las familias pueden estar en una disyuntiva, sé que es un momento muy doloroso y triste, pero pueden salvar otras vidas, pueden hacer un aporte a la sociedad muy grande”, reflexionó. “No hay solamente gente grande que necesita, también hay muchos jóvenes”, completó Leone.

Leone fue entrevistado por Conclusión en varias oportunidades, aunque en el marco de su actividad como psicólogo social y consejero en adicciones. Hoy habla desde el corazón, el corazón nuevo que le devolvió la vida.