El aumento de casos y las consecuentes restricciones para tratar de frenar la escalada de contagios en Rosario y todo el país, va tensando el ambiente y los ánimos están cada vez más caldeados.

Pase lo que pase, se decida lo que se decida, es imposible contentar a todos. Y esa disconformidad cada día se expresa con mayor ahínco en los distintos sectores. El grado de conflictividad política y social va in crescendo y cualquier medida que se tome, sea de la índole que sea, trae cola. Tal es el caso del conflicto que generó la decisión del presidente Alberto Fernández de suspender por 15 días las clases presenciales en Buenos Aires.

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Y quien se expresó al respecto fue el ministro de Salud municipal, Leonardo Caruana quien consideró que “cerrar las escuelas y que todo siga sin cambios de hábitos y sin entender que la disminución de la circulación en general es lo que puede hacer disminuir el virus, es un error. No hay que focalizar una actividad versus otra actividad”.

“Hay un grado de conflictividad política y social importante, todo se pone en discusión en términos políticos partidarios y necesitamos que la racionalidad nos ubique a todos. Lo sanitario tiene que retomar el camino para poder tomar decisiones equilibradas”, apuntó.

Por último, consultado sobre el grado de contagiosidad que supone la escolaridad presencial, dijo que “es difícil saberlo cuando hay circulación comunitaria, masiva e intensa, saber si la situación está preservada en un lugar respecto a otro. Lo que sí sabemos es que los protocolos en escuelas son mejor cumplidos que en otros ámbitos”.