Por Alejandro Maidana
“Hay un cierto placer en la locura, que sólo el loco conoce”, Pablo Neruda. Las palabras de este notable poeta de origen chileno tranquilamente podrían formar parte de la verba de algunos de los usuarios de Gomecito.
Abrazado por un sinfín de plantines y grafittis, este espacio que se encuentra enclavado en San Lorenzo casi esquina Richieri, invita a adentrarse en el mismo esperando recibir como respuesta la magia de sus talleres.
“Este espacio existe hace más de una década gracias a sus trabajadores, pero recién este año el Ministerio de Salud lo oficializó como un servicio sustitutivo a las prácticas manicomiales” expresó a Conclusión el psicólogo, Eduardo Mutazzi, miembro del grupo de trabajo del centro .
La lógica manicomial está basada en el encierro, una práctica tan añeja como carente de motivación alguna para el usuario. “Con esto buscamos la restitución de derechos para aquellos que han perdido el acceso a la expresión, a la comunicación, a la libre circulación o a elegir qué tipo de tratamientos quieren llevar adelante” enfatizó Mutazzi.
Todas las actividades que rodean a Gomecito, tienen una vinculación directa con la cultura. La sociedad, el arte, la locura y el lenguaje no podrían existir sin un ser social. Tomando esto como estandarte, el grupo de trabajo del Centro lucha por terminar con algunas formas arraigadas de tratar al paciente, apostando a la apertura de nuevas alternativas.
“Si bien todavía permanecen los hospitales monovalentes, este tipo de prácticas que venimos aportando se terminará imponiendo. El loco necesita contarte su padecer y que sea abordado con una terapia mas inclusiva”, argumentó el profesional.
Charlando, debatiendo, pero por sobre todas la cosas cargando una alto nivel de ansiedad producto de la necesidad de estar dentro de este maravilloso lugar, los usuarios se agolpan en las puertas del mismo.
Los diversos talleres motivacionales hacen que la propuesta sea más que interesante. Cerámica, panificación, papel, yoga y el contacto tan necesario con la tierra en la huerta constituyen un combo atractivo.
“Gomecito es un lugar de puertas abiertas donde participan tanto pacientes del Agudo Ávila como gente de paso que están con algún tratamiento ambulatorio en consultorios externos”. La sala de estar es un espacio que alberga desde largas rondas de mates y charlas, hasta una improvisada mesa de tenis de mesa y otros juegos. El deseo es algo que se respeta en la población que hace uso de este reducto.
Todos los días FM Aire Libre 91.3 cede un espacio para que de 14 a 16 horas suene “Tardes Nuestras”. Este espacio radial permite que diferentes grupos pasen por los micrófonos y armen un producto con una gran diversidad de matices y colores.
En la actualidad un grupo de 8 profesionales sumado a un número importante de acompañantes terapéuticos, batallan cotidianamente para hacer retroceder al manicomio. El Centro Cultural Gomecito, nombre que recuerda a uno de sus pacientes, trabaja de lunes a viernes para que la lógica de la producción cultural, pueda superar en un futuro no muy lejano, a la del encierro.
