Un grupo de investigadores del Instituto de Fisiología Experimental (IFISE) dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) analizaron los factores que pueden influir en la aparición del cáncer de hígado y la diabetes. “Las líneas de investigación que desarrollamos se centran en el hígado para determinar cuál es el momento en el que se da origen a estas enfermedades, con el fin de prevenirlas”, sostuvieron el Dr. Ariel D. Quiroga y la Dra. María Teresa Ronco, especialistas en estas temáticas de investigación.

465x282_795f3fc4f9775e5c16244eb643801d8dPara ambos, la clave que puede atenuar, en cierta medida, el desarrollo de estas enfermedades  es la buena alimentación y la práctica de ejercicios físicos. “Se sabe que el alcohol, el tabaco, y la ingesta de grasas en exceso y de baja calidad son altamente perjudiciales para la salud y son factores de riesgo para el desarrollo de las enfermedades antes mencionadas”, contaron los especialistas.

En este sentido, aclararon: “Las grasas trans son grasas mayormente sintéticas. Para que las grasas que componen los alimentos no se pongan rancias tan rápidamente, las mismas pasan por una serie de reacciones químicas  que le cambian la estructura molecular y hacen que el producto dure más en el mercado. Económicamente esto es bueno, pero para el organismo no lo es tanto. Éste “desconoce” este tipo de grasas y reacciona frente a ellas desencadenando un proceso inflamatorio.”

En el caso de la diabetes, los estudios se enfocan en determinar los efectos que tiene el proceso inflamatorio en esta patología diabética, tanto en la diabetes tipo 1 y como en la diabetes tipo 2. “Ambos tipos de diabetes se relacionan con un estado inflamatorio crónico, en especial la diabetes tipo 2, el cual favorece al desarrollo y aparición de la enfermedad”, puntualizó la Dra. Ronco, especialista en este tema.

La investigadora explicó que en la diabetes los órganos comprometidos en el desarrollo de la enfermedad son principalmente el hígado, el músculo y el tejido adiposo. Después, indirectamente, el riñón, los ojos, y otros órganos, se pueden ver afectados. Asimismo, la investigadora destacó el valor de la prevención y explicó detalles de esta enfermedad: “La glucosa es la principal y más rápida fuente de energía de las células. La misma ingresa a la mayoría de las células a través de un receptor que se inserta en la membrana celular cada vez que la insulina actúa sobre ellas, y el resultado final del ingreso de la glucosa a las células es la disminución de la concentración de glucosa en sangre.

La insulina es producida por células del páncreas en respuesta a elevaciones en la concentración de glucosa.  Si la insulina no actúa, ya sea porque está ausente o porque no es reconocida por las células, se producirá un aumento de la glucosa en sangre que es el  principal marcador de la diabetes”.

Ronco siguió explicando que, “en el caso de la diabetes tipo 2, las células no tienen la capacidad de ingresar glucosa a su interior porque no responden, es decir, no reconocen a la insulina. En este sentido, relacionó la diabetes con la obesidad: “La gente que padece diabetes presenta hiperglicemia: su sangre se caracteriza por tener altas cantidades de glucosa, que no puede ser metabolizada.

El hígado y el cerebro son dos órganos no dependientes de insulina, es decir, la glucosa puede ingresar a estos órganos libremente. Así, la glucosa a altas concentraciones ingresa constantemente al hígado y al estar superada la necesidad energética del organismo, el hígado sintetiza grasas a partir de la glucosa en exceso, y esto se traduce en una acumulación de grasa, que puede finalmente llevar a la obesidad.”

Orígenes de la diabetes

Sobre los orígenes de la diabetes, la Dra. Ronco señaló que “hay factores genéticos que predisponen y factores ambientales, que también la ocasionan. Por ejemplo, la obesidad predispone y genera resistencia  a la insulina. Así, se empieza a acumular grasa en los músculos, en el hígado, y en general, en el abdomen.” Y a la vez, indicó: “Es alarmante la cantidad de jóvenes a los cuales se les diagnostica diabetes. Esta es una enfermedad con la que hay que aprender a convivir y para poder finalmente controlar.”

Cáncer hepático

Por su parte, el Dr. Quiroga trabaja desde hace 10 años en el estudio del desarrollo cáncer hepático y la acción de ciertas drogas en la prevención de dicha enfermedad. “Durante mi doctorado me aboqué a estudiar, entre otras cosas, cuáles son las causas que llevan al desarrollo de este tipo de cáncer. Uno de los factores que podía estar influyendo es la acción de los lípidos. Por ello, me focalicé en el estudio del metabolismo de los lípidos, es decir, el metabolismo de las grasas, para finalmente poder estudiar el rol de los mismos en el desarrollo del cáncer”, dijo el investigador.

Quiroga estudia la participación de distintas moléculas lipídicas en el desarrollo del cáncer, a fin de poder modularlas farmacológica o genéticamente con el propósito de prevenir o retardar el desarrollo del cáncer hepático. Para poder concluir de una manera más certera, el investigador  analiza cómo afectan las distintas dietas que el hombre consume al desarrollo del cáncer.

“Para ello, alimentamos animales con distintas dietas, por ejemplo dietas ricas en grasa o dieta rica en fructosa y estudiamos el efecto de estas dietas sobre el metabolismo lipídico y su impacto en el desarrollo del cáncer. Del mismo modo, trabajamos con suplementos dietarios (como por ejemplo el aceite de pescado, entre otros suplementos) y evaluamos su efecto general sobre las dietas y, por ende, sobre el desarrollo del cáncer hepático. De esta manera estudiamos cuáles dietas, y su combinación con suplementos dietarios, serían más nocivas y cuáles más beneficiosas y preventivas,” detalló el especialista.

Además, explicó: “El cáncer hepático es una de las afecciones malignas más frecuentes en el mundo. Su incidencia está creciendo drásticamente en el mundo occidental debido al incremento de afecciones hepáticas de base tales como el hígado graso no alcohólico. Esta afección se considera como un conjunto de enfermedades que van desde el hígado graso común hasta la esteatohepatitis, es decir una inflamación hepática grave e irreversible, la cual finalmente progresa hacia la cirrosis y sus complicaciones asociadas que son la falla hepática y el cáncer de hígado”.

“Si hay mucha grasa en circulación, ésta se acumula en las células en forma de gotas lipídicas, las cuales aumentan en número y tamaño y así se desencadena el proceso inflamatorio antes mencionado y las células comienzan a comportarse de manera maligna, utilizando las grasas acumuladas para su propio beneficio, es decir, van a depender de esa grasa para sobrevivir y se transforman en células cancerosas que se reproducen y dan origen a la enfermedad”.