LUNES, 02 DE DIC

¿Cómo fue la visita de la mascota de un pequeño paciente internado en el Sanatorio de Niños?

“Vimos en carne propia lo que está descripto con evidencia científica y como mejoró el estado de ánimo del paciente luego de la visita" expresó Aníbal Krivoy, jefe de Pediatría del Sanatorio de Niños en diálogo con Conclusión.

 

Ternura, amor y salud. Un niño de siete años, que se encuentra internado en el Sanatorio de Niños de Rosario, atravesando un tratamiento oncológico, pudo recibir la visita de su mascota, lo que ocasionó una respuesta positiva en su salud. De esta manera se abre una nueva posibilidad para pacientes que pasan un tiempo prolongado de internación, que al recibir la visita de sus mascotas logran mejorar el tratamiento o hacerlo, al menos, más llevadero.

 

Se dio el primer caso donde se pudo poner en marcha un protocolo que habíamos lanzado hace poco, que consiste en que algún paciente que esté internado, en general son internaciones prolongadas de niños con enfermedades crónicas, alguna de ellas oncológicas. En donde, en esa instancia de la internación, si el niño lo demanda pueda estar en contacto con su amigo (para referirse a la mascota), y el encuentro pueda concretarse”, detalló Aníbal krivoy, jefe de Pediatría del Sanatorio de Niños.

Para llevar a cabo el esperado encuentro se desarrollaron los protocolos que rigen dentro de una institución de salud. “Hay experiencias a nivel mundial, incluso en Capital Federal y Buenos Aires, pero en la región fuimos el puntapié inicial deseando que se sumen más instituciones porque el resultado es sumamente positivo”.

El animal que ingresa al efector de salud deberá ser evaluado y certificado por veterinarios que son propios del sanatorio. “Se sumaron dos veterinarios que evaluaron el estado sanitario del animal, las vacunas y el temperamento. Ellos darán el ok o no, en cuanto a si está en condiciones de poder visitar, y después se verá el protocolo de horarios, donde pensamos en momentos con menor tránsito dentro del sanatorio” agregó.

El período de visita fue de aproximadamente media hora y resultó ser más que beneficioso. “Vimos en carne propia lo que está descripto con evidencia científica, hasta los laboratorios bioquímicos muestran cómo se liberan hormonas de placer que están relacionadas al bienestar del paciente. Con esta intervención pudimos observar, como este niño que venía de unos días de muy mal ánimo, con falta de apetito y con condiciones que se modificaron inmediatamente con esta intervención”, concluyó.

 

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