Por: Candelaria de la Cruz

La Escuela de Enseñanza Media Para Adultos (Eempa) es un modelo educativo que se mantiene desde 1974 en la provincia. Aquí nacen los primeros espacios de enseñanza para adultos bajo el gobierno del doctor Carlos Sylvestre Begnis, y luego de la última dictadura militar comenzaron como bachilleratos libres para adultos.

Esta modalidad fue pensada para capacitar a trabajadores que no habían terminado el secundario, y funcionaban dentro de escuelas primarias, sindicatos y mutuales hasta que en la vida en Democracia vio nacer la sigla Eempa, Escuela de Enseñanza Media Para Adultos.

La Asociación Empleados de Comercio de Rosario tiene su escuela, que fue abierta este año y ya tiene unos 35 alumnos que todos los martes, miércoles y jueves asisten para poder cumplir una meta pendiente: terminar la secundaria.eempa6.

En la Eempa de AEC asisten mujeres y varones de diversas edades, algunos por cuestiones laborales y otros para cerrar un ciclo, pero todos con la idea de que “la oportunidad es hoy”.

“Todos tenemos realmente ganas de terminar”

Conclusión charló con algunos de estos estudiantes y cada uno de ellos nos contó su historia.

En el grupo predomina la alegría, la buena onda y una fortaleza increíble. Todos coinciden en que esta es su gran oportunidad y que su principal objetivo es graduarse.

“La mayoría somos grandes, acá estás porque querés. Entonces estás dispuesto a que te expliquen, estamos todos comprometidos por terminar, algunos para cerrar un ciclo de su vida y otros porque realmente lo necesitamos para ofertas laborales.

“Graduarnos es una aspiración pendiente y los profesores nos dicen que somos un grupo con muchas ganas. Es un grupo que pregunta, que no se queda. Ellos nos comprenden, saben que estamos acá para aprender porque afuera tenemos nuestras familias y ocupaciones y saben que no es fácil. Nos enseñan de una forma muy dinámica, nos explican e interactúan con nosotros”, contaron en grupo los alumnos.eempa3

Además, Fernando contó que él tomó la decisión de dejar de estudiar. “Reconozco que tuve todo a mi alcance pero porque no me gustaba y por preferir trabajar, por la plata, no seguí. Y esa es una espina que tuve hasta ahora. Ahora siento que me estoy liberando”, sintetizó.

Por otro lado, Sergio contó que empezó el secundario y luego lo dejó para trabajar. “Jamás dejé de trabajar, pero yo creo que ahora sí estoy decidido, antes iba a pasar el rato y no me fijaba en el esfuerzo de mis viejos”, afirmó. Y agregó: “Hay menos tiempo pero más ganas; todos tenemos familia, esperamos que llegue el fin de semana porque esa es la paz para nosotros. Es una realidad más que tenemos”.

Por su parte, Nancy describió: “Yo dejé el secundario por la maternidad. Hay prioridades y una de mis hijas nació con una discapacidad. Si bien la discapacidad te abre la puerta para muchos conocimientos, te limita para poder seguir con otras cosas. Con el tiempo todo se va acomodando y ahora se da la posibilidad de terminar el secundario así que ni dudé en anotarme”. Y añadió: “Es un esfuerzo y una responsabilidad más que le agregamos a nuestra vida pero siempre que hay un sueño el esfuerzo vale y terminar el secundario a mi me abre las puertas a un sueño mayor, que es el poder seguir estudiando”.

Otra de las estudiantes del grupo es Sol, quien explicó que «hice la primaria, seis meses de secundaria y lo dejé, no iba conmigo, era rebelde, así que empecé a trabajar y ya hace 21 años que estoy trabajando. Era algo que tenía pendiente”. Y remarcó emocionada: ”Ninguno de mis hermanos terminó la secundaria, y esa es la ilusión la de mi mamá y para mí también es una terapia. Si te pasa algo, llegás acá y se te fue el problema”.

Bety, sentada al lado de su hijita y con lágrimas en los ojos, resaltó: “Lo hago por la nena, quiero demostrarle a ella que sí se puede y los chicos me acompañan mucho”.eempa5

Con mucho humor, Justo, “El mayor” como se llama a sí mismo- relata también su historia: ”Me acomodé bien laboral y económicamente pero me abandoné yo, le exigí a mis hijos que estudien, pero yo no lo hice, así que eso pesa. A los 48 me hice una promesa, que a los 50 tenía que terminar, y acá estoy”. Y agregó: “Quería cerrar mi vida teniendo la secundaria”

Finalmente, y como una especie de consejo a sus compañeros, sentenció: “Tienen que aprovechar todo, acá son todas historias fuertes y realmente se admiran las ganas que tienen de venir. No hay que pensar en el que dirán, es nuestro sueño y lo vamos a disfrutar”.

Alejandra tiene una historia fuerte y con mucha nostalgia y recordó: “Mi historia es larga, vengo de una niñez complicada, mi mamá tenía 17 años y el juez de menores le quitó la tenencia y se la dio a mi abuela, quien me crió. Mi abuela era alcohólica. El juez de menores nos envió a una escuela y ahí estuve dos años e hice jardín y primer grado. Después de eso –prosiguió- me fui a los 12 porque mi abuela ya perdida con el alcohol casi mata a mi hermana. Un día lluvioso estábamos en la calle y nos peguntaron si queríamos ir a la casa de mi mamá, quien no me quería por miedo a mi abuela. Luego el juez nos envió a una casa de familia y allí comencé a trabajar cama adentro hasta los 15 años. A los 17 años me anoté en una escuela para terminar el primario de noche y en esa escuela conocí a quien se transformó en mi marido. Nos casamos, tuve a mi hijo, con el tiempo logré terminar la primaria luego y me dediqué a estar pendiente de mis hijos para que ellos no pasen por lo que pasé yo”.

Por otro lado, Selva contó que tiene cinco hijos: “Soy viuda, mis hijos terminaron todos el secundario, menos el último. Es un desafío muy grande para mí. No pude estudiar cuando ellos eran chicos –agrega- y ahora que son grandes quería arreglar ese eslabón pendiente. Empecé un mes más tarde porque no sabía si iba a poder ya que trabajaba 12 horas por día y hace un año renuncié. Esto lo hago para ser un ejemplo y que él retome los estudios”.eempa8

Todas estas historias tienen casi un común denominador y su mensaje es más que esperanzador.

“Este grupo te arrastra, si alguna vez tenés algún problema o duda con seguir, todos te alientan y te buscan para volver. Nosotros queremos que si somos 40, terminemos los cuarenta. Acá no existe vos un 10 y yo un 5, acá todos un 10 ó todos un 5”, enfatizó como cierre Leo.