Foto: Gentileza Sebastián Amerise

Ser barman o barwomen siempre ha sido una profesión. De hecho, todo trabajo de oficio es considerado profesional si se cobra por ello. No obstante, en la última década el rubro tuvo un giro novedoso y surgió la figura del “bartender”, muy similar al primero, aunque este último requiere de estudios y cuenta con algunas características diferentes: brindar un espectáculo.

Muchos jóvenes se inclinan por esta profesión que combina el saber sobre el servicio de tragos con nuevas formas de atención al cliente.

Sebastián Amerise, profesor de bartender de la escuela IGA, reunió a una gran cantidad de alumnos en una plaza céntrica para que realizaran lo que llama “entrenamiento”, en la iniciación a lo que luego podrán realizar en las barras y que es una de las carácterísticas que los distinguirá de los barmans tradicionales: jugar con las botellas, hacer malabares y luego servir.

“Al no tener mucho lugar, porque son muchos alumnos, tratamos de buscar lugares espacios para trabajarlos en grupo”, explicó Amerise.

También señaló algunas de las diferencias entre ser barman y bartender: “El barman trabaja de una forma clásica en distintos eventos y el trato es mucho más formal en el servicio”.

Mientras que el bartender, según explicó, abarca otro tipo de espacios como pubs o discos, cumpleaños o casamientos. “Allí intentamos brindar otro tipo de servicio y que la gente se pueda divertir también”.

Con respecto al desempeño de los alumnos que están dando sus primeros pasos señaló que “es la primera clase” y que “hay que marcarles el ritmo”.

«Hay mucha gente interesada en el curso. La capacitación es sin salida laboral, pero ya mostrando que somos profesionales, el trabajo sale solo”, concluyó.