Por Jennifer Hartkopf

Todo comenzó allá por 1951. Fue en ese entonces que se iniciaron las obras para la construcción del hoy llamado Anfiteatro Municipal ‘Humberto de Nito’. Sin embargo, hicieron falta 20 años para su inauguración, en 1971; y desde aquél entonces, hasta hace unos años, Rosario pudo disfrutar de un espacio público destinado a dar vida a la cultura y al arte de la ciudad, brindando espectáculos de una calidad acorde a su historia.

Durante los primeros años fue denominado “Teatro Griego” hasta que, posteriormente, recibió el nombre de Humberto de Nito, en memoria del compositor rosarino. Actualmente, durante el verano se realiza el ciclo denominado  “Artistas a Cielo Abierto”,  «Rosario bajo las Estrellas» y «Verano en el Anfiteatro» en el que han participado artistas internacionales, nacionales y locales.

Todo suena alentador, pero lo cierto es que los tiempos de deterioro no tardaron en llegar… Y desde 2009 el Sindicato de Músicos de Rosario se embarca en un lucha que ha tenido muchas batallas, pero pocas victorias; una lucha que aún hoy continúa sin haber obtenido demasiados aciertos, esperando todavía encontrar una mano amiga que finalmente evite que el Anfiteatro caiga en las garras del abandono.

“El anfiteatro es lo mismo desde que se fundó y ni siquiera hay alguien para barrer», expresó indignado el secretario general del gremio, Hugo Vitantonio, en diálogo con Conclusión.

«El Centro Cultural antes era Bernardino Rivadavia, ahora pasó a ser Roberto Fontanarrosa, y hay un montón de gente trabajando allí. En cambio, el Anfiteatro parece una plaza de barrio, donde no hay ni una sola persona”, agregó al respecto.

A pesar de las insistencias del Sindicato por ‘recuperar’ el Anfiteatro e impedir que caiga en la desidia, Vitantonio dijo que “no hemos recibido respuesta alguna por parte del Ejecutivo, ningún tipo de comunicación. Y en el Concejo, nosotros fuimos a hablar con todos los bloques, y nos enteramos de la propuesta de Sukerman”.

La iniciativa del concejal Roberto Sukerman, del Frente para la Victoria, apunta a “la revalorización y preservación de un espacio cultural emblemático de la ciudad que ha sido producto del abandono”.

En tanto, dispone la incorporación de una cubierta móvil en toda la superficie; lo que permitirá la realización de espectáculos en jornadas lluviosas o con baja temperatura, y aumentará la calidad sonora.

El abogado constitucionalista y ex jefe de Ansés puntualizó: “Es inadmisible que un sitio alegórico para la cultura local y de una inmejorable ubicación, en las barrancas del río, presente señales de descuido. Queremos que se revierta la situación y que el Anfiteatro, que casi ni se utiliza, sea un espacio público de actividades culturales permanentes”, señaló Sukerman a Conclusión.

Además del techado móvil, que iría acompañado de sistemas acústicos; los ejes de la propuesta se basan en el aumento de la capacidad actual y optimización de las gradas; el mejoramiento de los lugares de servicios; la construcción de un nuevo sector con salas de ensayo para usos múltiples y la reforma del bar Anfiteatro, que circunda el predio. El proyecto establece que el municipio realice conjuntamente con el Colegio de Arquitectos de la provincia de Santa Fe un “Concurso de Ideas” con miras a la ejecución de las obras.

Finalmente, Sukerman enfatizó: “Las políticas públicas de difusión y promoción de las actividades culturales son fundamentales para el desarrollo de la ciudad; por cuanto aportan a la configuración de nuestra identidad”.

Sobre la propuesta del edil K, Vitantonio dijo que “si bien todavía no pude comunicarme con él ni he visto el proyecto completo, creo que está bien encaminado. Porque por un lado, supone la recuperación arquitectónica, que no es un mero mantenimiento; y por el otro, propone el desarrollo cultural del Anfiteatro, lo que implica representación administrativa y presupuestaria”, explicó a Conclusión.

El Anfiteatro necesita de una actualización para poder recibir nuevas propuestas artísticas que requieren de nuevas tecnologías, nuevas maquinarias, que al no tener techo a veces es imposible. Además, -siguió- también necesitamos poder ofrecerle a la gente mayor confort: no puede ser que no haya butacas, que los baños estén en ese estado, que no haya seguridad; la verdad que es una vergüenza”, detalló amargado el representante gremial. “Sigue exactamente igual que el día de su inauguración”, cerró.

Antecedentes

El Sindicato de Músicos de Rosario está realizando una campaña que cuenta lo que ellos mismos titulan: “Historia de un Fracaso”. Allí describen el nivel de deterioro del espacio público y una lucha con final abierto.

En su campaña detallan:

2009: se realizaron fotos que mostraron el dramático estado del lugar, obligando en aquel momento al intendente Miguel Lifschitz a realizar tareas de mantenimiento. “Por problemas en los desagües las gradas empezaron a desgranarse, entonces se arregló ese tema y creo que se dio una mano de pintura”, contó Vitantonio a Conclusión.

2011: acompañaron la iniciativa de la Facultad de Arquitectura de la UNR y la Universidad de Navarra en el workshop “El camino de la Música”, debate acerca de propuestas de intervención en el espacio público ubicado entre el Anfiteatro Municipal y el Puerto de la Música.

Por tal razón:

  • Aspiramos a un anfiteatro que tenga los mismos niveles arquitectónicos, técnicos y tecnológicos del Puerto de la Música.
  • Advertimos que, de no ser así, su pérdida de vigencia será inevitable convirtiéndolo en un “vecino pobre” del rico Puerto de la Música.
  • Es imposible imaginar que una solución para el Anfiteatro limitada a un presupuesto de trescientos mil pesos, pueda competir con otra de ciento veinte mil para el Puerto de la Música.
  • Percibimos que estamos ante dos proyectos con el mismo fin y de naturaleza “complementaria”, razón por la cual debería pensarse en una planificación única en manos de un órgano de gobierno mixto entre provincia y municipio”.

2012: se hizo un relevamiento con resultados cada vez más desesperantes del estado de la obra.

2015 a la fecha: no hay nada en concreto para rescatarlo.

¿Los rosarinos podrán seguir disfrutando de tan importante espacio cultural o terminará siendo un preciado recuerdo, producto del tiempo y del olvido…?

Foto: Salvador Hamoui