En Bolivia hay un argentino detenido en prisión y atravesando una enfermedad por insuficiencia renal. A los 44 años, Facundo Molares Schoenfeld llegó a Santa Cruz de La Sierra para trabajar como reportero gráfico.

Por una insuficiencia renal, debió ser hospitalizado en estado de coma inducido. Mientras permanecía internado en grave estado, personal policial presentó una orden de detención por su presunta participación en el bloqueo de un puente. Ese fue el inicio de un tortuoso recorrido por dos de las cárceles más peligrosas del país.

Su padre Hugo Molares, dialogó con Conclusión sobre la situación de su hijo y por lo que tuvo que atravesar junto a toda su familia para poder ver a su hijo enfermo, el cual luego fue puesto preso e incomunicado.

 

Al consultarle sobre la difícil situación de Facundo, Hugo Molares expresó que «mi hijo sigue preso en la cárcel de Chonchocoro que es la cárcel de máxima rigurosidad que hay en Bolivia, y está enfermo porque nunca le permitieron recuperarse de sus dolencias. Ha mejorado pero por el transcurso del tiempo y porque el es joven y fuerte. La condición de él es de aislamiento y hasta hace muy poco tiempo incomunicado».

Sobre la acusación que mantiene privado de su libertad al fotorreportero, su padre dijo que «es una causa colectiva. La armaron en contra de, casualmente, todos miembros y militantes del MAS. En esa causa está imputado el que era intendente de esa localidad donde se desarrollan los hechos, que se llama Monteros, una ex diputada, un candidato a diputado, todos militantes del MAS. Una causa que es muy difusa, aparentemente habrían muerto dos personas en esos enfrentamientos, y abrieron una causa por homicidio, incitación a la violencia e instigación para delinquir«.

A raíz de su trabajo, Facundo fue a Bolivia a cubrir las elecciones presidenciales del 20 de octubre. «Facundo había viajado a Bolivia a cubrir las elecciones del 20 de octubre. Él trabaja como fotorreportero y escribe artículos para la revista Centenario. Esta revista le encomendó que vaya a cubrir las elecciones, y como era visible que había material periodístico para cubrir porque había mucho barullos, muchos movimientos de personas y políticos, entonces, Facundo estimó que era conveniente quedarse a cubrir. Lo consulta con el director de la revista que lo autoriza y se queda. En esas circunstancias, es cuando tiene una insuficiencia renal aguda. Es internado en el hospital japones de Santa Cruz de la Sierra», contó su padre.

Y agregó: «Ahí es cuando yo voy a verlo, lo puedo ver 15 minutos y en el estacionamiento, soy detenido y secuestrado por la policía de Montero, junto con mi pareja. Nos encierran en lugares separados y somos sometidos a vejámenes y torturas psicológicas durante 25 horas sin acceso a ningún tipo de servicio. Ante mi requerimiento de que se me permita comunicarme con un abogado o con el cónsul argentino, solo recibía amenazas. Nos detienen el 12 a la noche y bajo amenazas de muerte nos expulsan el 13 a la madrugada la policía. A las 2 de la madrugada tomamos un avión de regreso a la Argentina. O sea que pudimos estar 15 minutos con mi hijo, que ya estaba bajo coma inducido y respirador artificial».

El padre de Facundo en la ciudad, mencionó que tres puntos: «Uno es la pata popular, el apoyo de todos los compañeros, de los organismos, de las agrupaciones populares que han tomado como bandera la liberación de Facundo, que está preso injustamente en Bolivia; la otra pata es la diplomática, que está un poco entre paréntesis, porque el gobierno argentino no reconoce al gobierno de facto de Bolivia; y la otra pata es la jurídica, porque nadie quería tomar el caso, y logramos contratar un abogado en Bolivia y, ahora, han surgido agrupaciones de abogados de Bolivia que se sumaron a la causa y nos están dando apoyo. Esto creció mucho por la solidaridad de las gente».

Y concluyó: «A nivel consular, quiero rescatar la participación del consul de Santa Cruz, Roberto Dupuy, que se ha portado muy bien más allá de su obligación profesional, ha brindado todo su apoyo para colaborar. La Cancillería de La Paz no se expresa al respecto por el no reconocimiento del gobierno boliviano».