El Jardín Materno Infantil Osecac cumplió este miércoles 40 años de existencia. Lo hizo de una forma atípica, lejos de los festejos habituales, la torta, los globos y los abrazos de celebración. La comunidad educativa de la institución sabe, porque lo ha implementado durante cuatro décadas, que el cuidado es prioridad. Ante la pandemia, son tiempos de esperar -no sin ansias- el reencuentro. 

El personal del Jardín reconoce que, aunque el cumpleaños se festejó, la fecha se transita de una manera muy diferente. «Lo transitamos con la misma festividad, pero muy distinto. El corazón y el alma del jardín son los chicos. En este momento ellos no están y nosotros tampoco, solo estamos quienes venimos a decorar. Falta la esencia: los chicos, las familias y nuestros compañeros», relató Graciela «Pipi» Spooner, directora del Jardín Materno Infantil Osecac, en conversación con Conclusión.

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La directiva recordó que en anteriores festejos «cuando los años que se cumplían eran redondos como 30 o 20, siempre hubo de todo. Tortas, globos, regalos y festejos afuera y adentro del jardín», mientras que aquellas veces que se cumplían otros años «como 31 o 32, la celebración fue más íntima, pero siempre estábamos las familias y el personal».

Pipi explicó así que los números por sí solos son fríos y dicen poco, pero abrazados por la comunidad del Jardín adquieren una historia de vínculos y afectos.

Por esta razón, quienes terminan su tránsito por la institución siguen en contacto con la misma. «Como los ex alumnos, hay mucha gente que nos sigue recordando y viendo. Cuando pueden nos vienen a visitar porque hemos generado muchos vínculos con todos», contó Graciela Tion, coordinadora pedagógica del Jardín, ante Conclusión.

En tanto Fabiana Pessi, maestra del Jardín admitió que «es muy raro estar sin chicos» y conmovida agregó: «Esperamos con muchas ansias el momento de abrir. Siempre fuimos muy respetuosos de las medidas higiénicas, y con la misma responsabilidad con que trabajamos durante 40 años lo haremos cuando podamos reabrir. Extrañamos a los chicos».

¡Qué ganas de volver!

Al recibir la consulta de cómo están pensando el retorno a las aulas, Tion señaló que actualmente analizan el protocolo que tiene dispuesto la Municipalidad y piensan la mejor manera de aplicarlo.

«En el momento indicado lo organizaremos. Lo estamos viendo de a poco», dijo.

Pipi Spooner aclaró que el Jardín estará preparado para recibir a niños y niñas con los cuidados adecuados y la prioridad puesta en la protección de quienes asisten a diario. «Cuando se de el momento, vamos a estar listos para recibir a los chicos. La estructura del jardín lo permite, su edificio es uno de los más grandes que tiene Rosario. También tenemos mucho personal. Nos adecuaremos a los protocolos, la idea es arrancar», aseguró.

Al ser consultada por la cantidad de chicos que asisten diariamente al establecimiento, la directora contó que cuando comenzó la cuarentena estaban realizando las entrevistas de ingreso. «En este momento tendremos alrededor de 115 chicos. Generalmente, de completarse todo, rondamos los 130 por año», apuntó.

«Son muchos chicos, pero si amás lo que hacés no es trabajo. Deja de serlo»

Dicha emoción deriva de varias sensaciones: por un lado, la ansiedad de volver a tener el Jardín lleno, por el otro, la frustración de haber preparado tanto una celebración de cumpleaños que tuvo que suspenderse.

«Justo eran 40 años, que no son pocos, y desde el año pasado teníamos las ilusiones puestas en el festejo. En febrero, cuando volvimos de las vacaciones, arrancamos con toda la organización y ésto (en referencia al parate por la pandemia) nos tomó por sorpresa», narró Tion.

«Por más que volvamos, sabemos que tampoco va a haber reuniones de padres ni encuentros, que son cosas que hacemos a diario», agregó Pipi.

Igualmente, ambas se mostraron expectantes por el reencuentro con los niños y ese combustible que les aportan con solo mirarlas.

«Somos afortunadas de tener este tipo de trabajo, nos gusta y apasiona. Los mismos chicos son los motores que dan a diario la fuerza, las ganas y la energía. Si uno viene mal, un chico te dice ‘hola, seño’, te abraza y se te va lo malo. Esa devolución llena el alma», se emocionó Tion.

En la misma sintonía, Spooner destacó que «los niños te dan una vitamina permanente», pero no sólo ellos, sino también quienes los acercan cotidianamente al Jardín. «Con las familias construimos una trama de afecto a lo largo de cuatro años o más. Se construye un vínculo de ayuda que va y viene», cerró movilizada.