Persianas bajas, mesas y sillas perfectamente ordenadas, servilleteros sobre las mesas, bandejas limpias, silencio total y el tradicional olor a café que se fue disipando en el aire casi límpido de la esquina de Tucumán y Corrientes, así como se transformaron en cristalinas las aguas de algunos ríos y como algunas especies comenzaron a apropiarse de los lugares urbanos en medio de la cuarentena que tiene inmobilizadas a gran parte de las actividades económicas del país desde hace 26 días, es la postal que se vive en el tradicional bar El Molino.

La realidad del bar El Molino, no es distinta a muchas otras, el silencio y el orden en su interior no se conciben en la tradicional esquina que desde hace décadas escribe historias de todo tipo y es colmada del bullicio de los parroquianos y del ir y venir de la tan transitada esquina de la ciudad.

El futuro es incierto, habrá que esperar la evolución de la pandemia para ver si se puede regresar a la actividad, levantar las persianas negras y recibir a los asiduos clientes que en la mayoría de los casos no tienen que hacer el pedido al mozo porque éste sabe perfectamente que pide cada uno. El propietario del bar espera con ansias que «todo esto termine pronto y volver a verlos», es una de las frases que pronuncia en un video que publicó en las redes, y con cierta melancolía finalizó «los quiero y los extraño».

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Lo cierto es, que como todas las actividades que se ven afectadas por las restricciones del decreto 297/2020, que se extendió hasta el próximo 26 de abril, El Molino tiene que enfrentar los gastos fijos, pago de sueldos, de servicios, impuestos y demás cargas. Ante la ausencia de actividad enfrentar estos gastos se torna casi imposible y de acuerdo a la categoría en la que se encuentra inscripto queda fuera de cualquier tipo de asistencia del estado.

El titular del bar, a pesar de la necesidad de trabajar para afrontar sus obligaciones, publicó un emotivo video deonde le pide a todos que «se queden en casa», así «esto termina pronto» y «podamos volver a vernos». «Los quiero y los extraño», agregó aunque su deseo es que esta situación termine pronto para volver a levantar las persianas y recibir a todos sus clientes, como lo hace desde hace décadas.