Vecinos de lo que fue el laboratorio Apolo, denunciaron este martes que el lugar se está convirtiendo «en un aguantadero», que allí se refugian ladrones y gente que pone en peligro la convivencia pacífica en el barrio y que sufren robos permanentemente. En ese marco, están pidiendo a la Municipalidad de Rosario o a los privados implicados en la causa judicial que se lleva adelante, que limpien los terrenos y levante una pared de ladrillos para cerrarlos, con lo cual se resolvería gran parte de la cuestión.

«Hace dos años que esto sigue explotando, no fue solamente esa madrugada, sino que todos los días explota. Vivimos situaciones cada día que no tiene respuesta de ninguna autoridad ni de la policía ni política», relató Gimena que sufrió dos robos en su casa en menos de 15 días y quien aseguró que el estado de la propiedad donde estaba el laboratorio no hace más que aumentar la inseguridad en el barrio.

Por su parte, la concejala Fernanda Gigliani, quien acompañó el reclamo aseguró que «los vecinos de la zona, desde el momento de la explosión, siguen sufriendo las consecuencias, a pesar de que ya pasaron dos años».

En ese sentido, la funcionaria recordó que «hace dos meses que se aprobó un proyecto para que se cierren y se limpien estos terrenos y aún no se ha materializado». «Porque los vecinos hace dos años que siguen sufriendo la explosión. No solamente sus viviendas y terrenos se han devaluado, han sufrido daños estructurales con la explosión y no han sido indemnizados, y  cada uno tuvo que afrontar como pudo el arreglo de sus viviendas, sino que a eso se le suma que en estos terrenos haya gente que pone en peligro a quienes viven en esta zona».

«Entonces, independientemente de la cuestión judicial, la Municipalidad tiene que tomar cartas en el asunto para intimar a los dueños para que limpien estos terrenos y los tengan cerrados, y si no es posible eso, que el propio estado municipal, con auxilio de la Justicia logre limpiar y levantar los tapiales para seguridad de los vecinos», cerró la concejala.