En octubre de 2002 se inauguraron en distintos puntos de la ciudad de Rosario, garitas de control policial, tal como lo había prometido el ministro de gobierno de aquel entonces, Esteban Borgonovo, como un verdadero avance en materia de seguridad. Las cabinas estaban conformadas por una estructura metálica de forma hexagonal y vidriadas, lo cual le permitía a los uniformados tener una visión de 360 grados. En principio fueron instaladas a lo largo de las peatonales con la promesa de colocarlas también en los barrios para brindar mayor seguridad a los vecinos con la presencia de personal policial durante las 24 horas.

No transcurrió mucho tiempo y se construyó una garita policial en Córdoba y Felipe Moré, con características diferentes, de bloques y techo de chapa, y a pesar del tiempo trascurrido aún sigue de pie, aunque deteriorada y sin mantenimiento. Cabe mencionar que el resto de las cabinas instaladas en la ciudad ya fueron retiradas tras largos años de abandono y ausencia de uniformados en su interior.

Tras un relevamiento por la zona de peatonales se puede corroborar que todas las garitas fueron retiradas. Sin embargo la de Córdoba y Felipe Moré sigue firme pero sin cumplir con la función para la cual fue creada, un espacio para brindar a los vecinos una alternativa para sentirse más seguros.

Lo llamativo de esta garita es que no se encuentra en su interior ningún efectivo de la Policía de la provincia y se puede observar a simple vista que no ha recibido mantenimiento en varios años. Sin embargo, en su interior se encuentran algunos objetos que dan la pauta que es utilizada por alguien y además la puerta se encuentra cerrada con candado.

Para conocer qué sucedió con esta cabina policial, Conclusión dialogó con los vecinos de la zona y ratificaron la información oficial, al menos, sobre la inauguración.

Los vecinos afirmaron que “fue inaugurada hace unos 10 o 12 años” y sostienen con visible indignación “vino el gobernador, los canales de televisión, hicieron un espectáculo para la inauguración y el policía estuvo una semana y no lo vimos nunca más”.

Al consultar sobre el destino de la garita, ya que se encuentra en uso, una vecina señaló que “hay un guardia de seguridad privada que pago yo”. Además agregó: “él la usa para dejar sus cosas, pero no está adentro porque adentro no sirve, tiene que estar en la calle, cuidando que no pase nada”, remarcó.

Como consecuencia de los robos sufridos en la zona, una vecina decidió hacerse cargo de tratar de prevenir los delitos y contrató personal de seguridad privada para proteger sus bienes y su integridad física. Manifiesta que de esa manera se siente más segura y en especial desde que se retiró Gendarmería de la ciudad.

Los vecinos coinciden en que la inseguridad no es una sensación en esa zona, ya que en todo momento se producen arrebatos a los transeúntes y en menor medida a los negocios. “La presencia policial brilla por su ausencia y cuando llamamos a la seccional para denunciar algún hecho delictivo no obtenemos respuesta inmediata. En muchos casos llega un móvil a las dos horas”, graficaron.

Los propietarios de los negocios de la cuadra, aseguran que no colaboran más con los bonos que la policía ofrece todos los años porque “no nos sentimos cuidados, cuando nos cuiden vamos a colaborar”.

Por el momento, como solución alternativa, los vecinos supieron aprovechar, con un poco de ingenio y recursos económicos, la garita que el gobierno provincial descartó al poco tiempo de ser instalada y tras el paso de los años desmanteló.

En otro punto de la ciudad, Pueyrredon y  avenida Jorge Cura, hace aproximadamente 3 años fue emplazada otra garita de control policial. Según cuentan los vecinos, «hubo un policía tres meses, aproximadamente y luego quedó abandonada». Si bien en mejores condiciones, la cabina, tampoco cumple con la función para la cual fue creada.